Viernes, 16 de marzo del 2018
Estas curiosas plantas, también conocidas como 'piedras vivas' por el aspecto que adoptan para camuflarse con el entorno, tienen un ciclo de vida muy especial: crecen en invierno y primavera, reposan en verano y florecen en otoño.
Se trata de una especie de la que hay más de 100 variedades, y aunque no son exactamente cactus, sino suculentas no cactáceas, hay que evitar el exceso de riego del mismo modo que con aquéllos. Provienen del sur de África y son perfectas para cultivar en el interior pues no les van bien ni las heladas, ni el agua de la lluvia, aunque sí necesitan constantemente la luz del sol.
Aunque su forma recuerde claramente a una piedra, se trata de plantas carnosas formadas por dos hojas divididas por una fisura, que es por donde aparecen las flores (más pequeñas y similares a las margaritas) y también un nuevo par de hojas tras un ciclo completo de un año, cuando las más antiguas se van marchitando.
Tienen una gran capacidad para almacenar agua y son capaces de sobrevivir en situaciones de gran escasez de agua, tomando la que necesitan de la niebla o el rocío. Existen hasta 109 variedades de Lithops, que adoptan diferentes formas y colores.
Hay que tener en cuenta que, en su entorno natural, crecen entre las piedras y es por su asombrosa capacidad de adaptación por lo que evitan ser devoradas por los animales. Todos estos son datos básicos para entender su cultivo: poca agua y mucha luz directa.