Viernes, 6 de julio del 2018
Paso 1: preparación.
Antes de comenzar, tienes que quitar el esmalte anterior con un algodón y quitaesmalte. Luego, remoja por unos minutos tus pies en agua tibia. Aquí puedes agregar algunas sales o aceites para suavizar y nutrir tu piel.
Paso 2: cortar las uñas y dar forma.
Con una tijera o alicate en buen estado y limpio, corta tus uñas. Hazlo con cuidado y en forma recta. Cuando termines con todas, es hora de limarlas y darles forma. Comienza por los costados, y sigue la misma dirección de manera de no romperlas. En los pies, las uñas crecen más gruesas, así que opta por una lima de un espesor mayor al habitual y luego, suaviza con una un poco más fina.
Paso 3: las cutículas
Ayúdate con una crema que ablande las cutículas y colócala sobre ellas unos minutos. Luego, retira con un algodón humedecido en agua y, con la parte biselada de un palo de naranjo, empuja suavemente la piel hacia atrás y corta los excesos ten mucho cuidado para no lastimarte. Para finalizar, utiliza el otro extremo para limpiar por debajo de las uñas.
Paso 4: quita las durezas
Una vez que finalices con las uñas, es momento de sacar las durezas. Aquí es importante que exfolies la piel, y luego, con una piedra pulidora como la pómez, quita todas las durezas que se hayan formado. Cuando termines, aplica una crema hidratante especial para pies, para que no se reseque.
Paso 5: el esmalte
Antes del color, pinta con un fortalecedor y base para protegerlas. Luego, aplica dos capas del color que desees (tienes que esperar 10 minutos entre ambas). Una vez secas, puedes colocar un brillo protector para que duren perfectas por más tiempo. ¡Y listo! No tengas las uñas pintadas todo el tiempo, dejalas respirar.