Miércoles, 9 de enero del 2019
No obstante, algunas costumbres son dañinas por donde las veas, tomar refresco con regularidad es una de ellas. Aunque son bebidas que se pueden disfrutar ocasionalmente, su incursión en la vida diaria puede acarrear graves problemas de salud a largo plazo.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los refrescos están presentes en la mesa cotidiana de más del 85 % de los latinos. Esto suele derivar en diabetes, caries y otras complicaciones físicas desde la infancia.
Por ello, la OMS también habla en sus artículos de las diversas ventajas de sacar las gaseosas de todas las alacenas. He aquí las principales:
Los expertos aseguran que el gas, los azúcares y los químicos que contienen los refrescos (como el aspartame o la fenilalanina) propician una digestión lenta. Cuando los refrescos son eliminados de la dieta, lo primero que el paciente notará será mayor fluidez y eficacia en su "tiempo en el baño".
El estreñimiento, o en su defecto la diarrea a la que cualquier individuo adicto a los refrescos se acostumbra, desaparecerán entre el segundo y el tercer día tras haber prescindido de las sodas. Por su parte, el agua simple mantiene un metabolismo acelerado y facilita que los nutrientes de otros alimentos sean mejor absorbidos.
Los refrescos contienen químicos y azúcares que otorgan al cuerpo un mayor estado de ansiedad. Cuando esta pasa, la fatiga crónica se apodera del consumidor.
Esto es algo que la Dra. Vicki Bruce —de la Universidad de Newcastle en Reino Unido— corrobora frecuentemente en su consultorio. Como psicóloga, lo primero que recomienda a sus pacientes con problemas de estrés, depresión o somnolencia, es que abandonen los productos azucarados. El cerebro trabaja mejor cuando está libre de sustancias que sobreestimulan su actividad.
Quizás sea obvio decirlo, pero alejar las bebidas azucaradas de la rutina, eliminará el principal factor de riesgo para desarrollar diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Con los niveles de azúcar en la sangre controlados, la presión arterial y la glucosa se mantendrán en un margen fuera de peligro. Los expertos recomiendan ser especialmente cuidadosos en este punto si la genética habla de marcados antecedentes de diabetes. Cabe destacar que quienes ya viven con esta enfermedad, tienen como primera prohibición las bebidas endulzadas de cualquier tipo.
El aspartame y la fenilalanina presentes en la mayoría de los refrescos producen una sensación de hambre constante.
Sin importar si se trata de soda dietética, los químicos tarde o temprano harán que el consumidor sienta que le queda espacio para un bocado más. Los especialistas aseguran que cuando las gaseosas son sacadas de la alimentación cotidiana y son sustituidas por agua los pacientes tienden a sentirse satisfechos con menos alimentos.
Junto a los puntos anteriores, a mediano plazo quienes dejan de consumir refresco notan una mejor composición corporal y varios kilos menos.
Con los refrescos fuera de cada comida, el cuerpo también se sentirá más activo, por lo que el ejercicio se volverá menos tortuoso y el organismo será menos propenso al sedentarismo.
Algo muy importante antes de embarcarte en el viaje de "cero sodas": además de los puntos anteriores, los especialistas invitan a NO DEJAR EL REFRESCO DE GOLPE, debe ser de manera paulatina para que el cuerpo no resienta la falta de calcio (por la cantidad de ácido fosfórico que estuvo recibiendo) y los niveles de sodio no disminuyan de forma dramática (esto podría producir una hiponatremia).
Vía VIX