Lunes, 14 de enero del 2019
A pesar de que las recetas son simples, hacer un bizcocho casero exige, además de mucho cariño, una gran atención a los detalles. Echa un vistazo y sigue estos tips para que tu bizcocho salga del horno suave y delicioso.
Es importante precalentar el horno para que el calor sea parejo. Meter la mezcla cuando la temperatura es justa, permite que el bizcocho crezca lo suficiente.
Mezclar la mantequilla con los huevos y la leche cuando están fríos es más difícil, mientras que mezclaros a temperatura ambiente permite hacer una masa uniforme. Una mezcla mal hecha difícilmente crecerá.
Preparar un bizcocho es como hacer un experimento químico. Es necesario agregar los ingredientes en las cantidades correctas para que el resultado no sea desastroso.
Batir menos tiempo del indicado no le da al bizcocho la textura ligera que tanto te encanta. Y, por el contrario, batir por más tiempo lo deja seco y sin brillo. Agrega las claras después de mezclar todos los ingredientes.
Al tamizar te deshaces de las impurezas que pueden tener los ingredientes secos. Si pasan a la mezcla y se humedecen, pueden formar grumos que no dejan crecer el bizcocho.
La margarina va bien para preparar bizcochos livianos, pero la mantequilla le da más sabor a la mezcla.
Seguir esta secuencia permite incorporar los ingredientes con más facilidad.
La masa muy elástica crece menos. Bate la mezcla lo suficiente como para que quede uniforme.
Evita las fuentes muy finas, pues suelen quemar los laterales de los bizcochos, y llena dos tercios de la asadera con la masa para que no se sobresalga del borde ni sea demasiado pesado.
Los hornos eléctricos y a gas suelen levantar la temperatura muy rápido. Por lo tanto, es lo ideal, ajustar un poco la temperatura por debajo de la indicada ayuda a no quemar el bizcochuelo y que se cocine solo por fuera.
Para saber si el bizcocho está pronto, utiliza un palillo de dientes o un cuchillo. Pincha en el centro del pastel y si sale húmedo, esto indica que aún le falta cocción.