Jueves, 17 de enero del 2019
Es que, según un estudio brasileño que salió en 2018, todos lavamos la botella de agua mucho menos de lo que deberíamos.
Este estudio se dedicó a analizar muestras de 30 botellas de personas que concurrían a un gimnasio y compararlas con muestras de 30 botellas nuevas y limpias. Los resultados sacaron la verdad a la luz: puedes acumular más bacterias en una botella de agua de lo que creerías. El 83 % de las botellas estudiadas estaban contaminadas con estafilococos o E. coli.
Para el estudio, los investigadores hicieron las pruebas en un escenario del mundo real, tomando por sorpresa a quienes hacían ejercicio en un gimnasio y pidiéndoles sus botellas. «Hicimos esto para evitar que las limpiaran más de la cuenta, intencionalmente», dijo el autor del estudio, Gilmar Weber Senna, profesor en la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro, para Runner’s World.
Si bien los resultados del estudio suenan asquerosos, no son del todo sorprendentes para los investigadores. La E. coli, por ejemplo, se encuentra en el estómago de las personas sanas, y solo algunas cepas pueden producir enfermedades infecciosas, según explica la Mayo Clinic. Es decir, no es la mejor idea consumir bacterias, aunque hayan salido de tu organismo. Con el estafilococo no debería haber problemas, porque, por ejemplo, se encuentra en el rostro y dentro de la nariz.
¿Qué probabilidad hay, entonces, de enfermarte debido a una higiene inadecuada de tu botella de agua? Todo depende de un par de factores: la cantidad de bacterias presentes y tu sistema inmunitario, explicó Philip Tierno, profesor de microbiología en la Universidad de Nueva York, para el sitio.
Entonces, ¿qué tan seguido deberías lavar la botella para evitar infecciones? Idealmente, después de cada uso, recomiendan los investigadores.
Si es seguro, insértala en el lavavajillas. Puedes chequear esta información en la etiqueta de la botella o en el sitio web de la marca. Si no tienes lavavajillas, vierte dentro de ella un poco de agua tibia y algunas gotas de detergente. Cierra la botella y sacúdela, para limpiarla completamente. Para terminar el trabajo, no olvides pasarle una esponja a la tapa y especialmente a la boquilla.
Los investigadores destacan que las bacterias vienen del manejo de la botella con las manos, no de apoyar la boca en ella. Por eso es bueno recordar lavarse bien las manos después de ir al baño, de ejercitar, o incluso después de tocarte la cara.
La última recomendación es utilizar botellas de metal, acero o vidrio, en lugar de plástico, ya que este último material atrapa a las bacterias más fácilmente.
Vía VIX