Lunes, 28 de enero del 2019
“Comerse las uñas” como se le conoce vulgarmente (aunque técnicamente solo se muerden o roen las mismas mas no se tragan) es un hábito asociado a la niñez y suele ser pasajero, pero cuando reaparece en la adultez generalmente se presenta como trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) –un trastorno de ansiedad común- que requiere de ayuda profesional.
La onicofagia supone un problema tanto de salud como de estética, puesto que las uñas tienen virus y bacterias que pueden enfermarte al tocar los labios y la boca; además, este hábito repetitivo puede dañarlas permanentemente, así como a los dientes y encías; por esta razón, aquí te presentamos distintas maneras de afrontar esta fea costumbre y apartarla de tu rutina.
1. Ten fuerza de voluntad
El primer paso a tomar y el fundamento de todo es querer superar el problema o situación que se presenta, en este caso en concreto el morderse las uñas, que, si bien no es algo trágico o dramático, sigue siendo una conducta no deseada y es difícil deshabituarse a ella. Todo dependerá de tu esfuerzo.
2. Identifica el problema
Si la costumbre persiste en la edad adulta (ya que se considera normal siendo niños) tenemos un problema y es necesario identificar su causa, bien sea física (pellejitos, cueritos, etc) o emocional como el estrés, la ansiedad, el nerviosismo o el aburrimiento; para así trabajar en ella.
3. Evita productos estimulantes
Si la ansiedad es tu causa principal evita consumir estimulantes tales como café, té, azúcares, bebidas alcohólicas y carbonatadas, etc.
4. Esmaltes con sabores desagradables
No te predispongas si eres hombre porque estas pinturas son incoloras, así que puedes comprar sin ningún tapujo un par de frasquitos en farmacias y herboristerías; estos tienen un sabor amargo y eventualmente el mal gusto hará que dejes de llevarte las manos a la boca. Se retira con quitaesmalte. Si prefieres alternativas caseras prueba con esmalte de ajo o guindilla machacada.
5. Mantener las uñas cortas
Fácil e intuitivo: uñas más cortas, menos para morder. Si combinas esto con manicura es doblemente efectivo.
6. Hacerse la manicura
Aquí atacamos otro flanco débil: el bolsillo… y es que en muchos casos la manicure es costosa y difícil de mantener por los delicados productos y acrílicos que la componen. Pensar en la relación costo-beneficio puede ser un incentivo, así como tener las uñas postizas un tiempo hará que crezcan las tuyas mientras tanto.
7. Reemplazar este hábito por otro
Intenta masticar goma de mascar cuando sientas ganas de morder tus uñas, tomar traguitos de agua, apretar una pelota antiestrés o tomar respiraciones profundas.
8. Masticar chicle
Si la ansiedad te gana, mastica chicle sin azúcar para mantener la boca ocupada sin la necesidad de comer. Por otra parte, tendrás buen aliento.
9. Ten siempre una lima de uñas
Hay unas muy pequeñas y bonitas, de diferentes materiales y estampados que pueden caber fácilmente en tu porta cosméticos o en tu portalápiz. Si ves que tus uñas están cuidadas reducirás las ganas de roerlas y además ¡matarás tiempo emparejándolas!
10. Usa guantes
Algo obvio en el invierno y en zonas frías, pero incluso cuando no es temporada, puedes ponerte guantes para contrarrestar las ansias optando por látex (con crema hidratante para no resecar las manos).