Lunes, 4 de marzo del 2019
Consumir sal en ciertas cantidades y productos puede ser beneficioso, pero cuando nos excedemos podemos tener daños colaterales con inflamación, dolor en ciertas zonas e incluso cansancio, mismos que podrías creer que vienen de cualquier otra cosa, pero no de un elevado consumo de sal.
Aunque en la actualidad hay muchos productos que aparentan no tener sodio, lo cierto es que esto no evita que lo consumamos aún sin saberlo. Por ejemplo: podemos no agregar sal a nuestro platillo en un restaurante, pero eso no garantiza que no venga así desde el interior de la cocina.
El elevado consumo de sodio también puede ser uno de los causantes de la obesidad en las personas; prueba de ello es que en la CDMX hay una ley aprobada para que los restaurantes no tengan la sal presente en sus mesas. Conscientes de todos los daños que puede provocar, mostramos 5 señales de alerta que debes tomar en cuenta en tu cuerpo si quieres reducir los índices de sal y por ende, todos los efectos colaterales que esto puede llegar a provocar:
Sed excesiva: lo más recomendado es consumir dos litros de agua al día, pero a veces, cuando consumimos comida con demasiado sodio o especias en ella, podemos llegar a experimentar una sed de forma excesiva, con la intención de que nuestro cuerpo se deshaga del exceso de sal. Analiza la cantidad de agua consumes y si lo haces particularmente después de algún alimento.
Dolor en los huesos: cuando consumes demasiada sal tus riñones se esfuerzan en deshacerse de ella, lo que en ocasiones puede provocar pérdida de calcio, algo que puede afectar en los huesos severamente, sobre todo en la cadera o las rodillas. Piénsalo: ¿te duelen de forma ocasional y sin alguna causa en específico?
Problemas cognitivos: una alta ingesta de sal puede provocar hipertensión y esto a su vez puede evitar que no te concentres en tus tareas diarias, logrando que se nuble tu mente con facilidad al momento de resolver problemas. Es necesario recordar que la sal en exceso produce deshidratación en el cuerpo y a mediano plazo esto provoca que la memoria comience a fallar, logrando que experimentes constantemente cansancio mental.
Calambres y dolor en los músculos: tu cuerpo está diseñado para rendir de la mejor manera posible y eso lo logramos a través de los balances que hay en la alimentación, pues absorbemos todo aquello que necesitamos y nos deshacemos de lo que no. Uno de estos balances es mantener la cantidad de sodio y potasio, ya que son los encargados de crear las contracciones musculares, al alterarlos podemos experimentar constantes calambres, así como dolores en distintos músculos.
Sorpresas inesperadas: una de las máximas alertas que debes de tener en cuenta es el color de tu orina. Esta te indica si tus riñones han trabajado de más por el color que posee, si se acerca demasiado al amarillo o es casi oscura, reduce tu consumo de sodio de inmediato.
Hamburguesas, embutidos, pizzas, palomitas de maíz, productos enlatados y algunos panes son algunos de los productos en los que se presenta de manera abundante. Por otro lado, te recomendamos que cambies tu consumo de sal evitando comprar la que tiene altos contenidos en yodo. En su lugar, apuesta por la sal de grano, del Himalaya o incluso con especias, úsala en las mínimas cantidades posibles, con el fin de que siempre tengas un buen estado de salud.