Miércoles, 19 de junio del 2019
La tonalidad del vino rosado varía dependiendo del tipo de uva, temperatura y proceso de fermentación utilizado al crearlo. Para su elaboración generalmente se utilizan uvas syrah, garnacha, tempranillo, pinot noir, cabernet sauvignon y merlot, sólo por mencionar algunas.
Sui proceso es muy similar al del vino tinto. Aquí también se requiere una maceración, pero la diferencia es que la del rosado dura aproximadamente 24 horas, a diferencia del tinto, que puede durar hasta 3 o 4 semanas.
La maceración consiste en prensar las uvas (en frío) para extraer el mosto (jugo de la uva), en esta etapa es donde la piel desprende su color. Una vez macerada la uva, se deja fermentar para que la levadura consuma el azúcar que es lo que produce el alcohol.
Platicamos con el enólogo Daniel Lonnberg de Hacienda Guadalupe, para que nos explicara el por qué de las diferentes tonalidades de este tipo de vino. “La tonalidad del vino rosado depende totalmente de la elección de uva del enólogo y del tipo de maceración que se le dé a la misma“, nos cuenta el experto.
Por esta razón existen vinos con distintas tonalidades, todo se debe al tipo de uva utilizada y el tiempo que se deja macerar. “Entre más tiempo dejes macerando la piel de la uva en temperatura fría, más va a soltar el color”, afirmó el enólogo. Esto explica el color de los vinos claros, en ellos el proceso es mucho más corto.
Cabe aclarar que el color no tiene nada que ver con el sabor del vino y por lo general los vinos rosados que son dulces, son parte de una estrategia de mercado (dirigido a otro tipo de público). Lonnberg, por ejemplo, prefiere los vinos rosados secos.
También, algunas bodegas crean mezclas donde utilizan uvas rojas y blancas —aunque no es muy común—, son utilizadas para hacer vinos rosados un poco más complejos. Incluso algunos vinos espumosos rosados, que también son un resultado de utilizar ambos tipos de uva.