Miércoles, 28 de agosto del 2019
El cuerpo necesita seguir bombeando de sangre a los músculos y órganos vitales. Cuando te deshidratas, el volumen de sangre disminuye, aumenta tu frecuencia cardiaca y pones en jaque a tu corazón. Lo obligas a ir a marchas forzadas.
La función del agua es regular la temperatura corporal, por ello, si mientras haces ejercicio notas más de dos de estos síntomas es momento de hacer una pausa y tomar el vital líquido:
- Sed
- Fatiga muscular
- Calor excesivo
- Dolor de cabeza
- Disminución del rendimiento
- Orina escasa y oscura
¿Cómo hidratarte adecuadamente?
Hay una variación personal en las necesidades de líquido; intervienen factores externos e individuales, como las condiciones ambientales, el tipo de ropa, duración e intensidad del ejercicio; además de su peso y condición física.
Incluso, para las personas físicamente activas, las necesidades diarias pueden ir de 3 a 4 litros de agua natural, pero según el tipo e intensidad de ejercicio que practique.
Por ello, la recomendación es: tomar agua 3 horas antes de hacer ejercicio, dejar pasar hora y media y volver a hidratarse.
Durante el ejercicio es importante tener agua disponible para beberla cada 20 minutos. Al terminar es necesario seguir con la hidratación para que el cuerpo retome su equilibrio.
Las actividades físicas de larga duración requieren mayor hidratación. Aunque realices actividad física en la noche es importante que te rehidrates antes, durante y después de hacer ejercicio.