Lunes, 28 de octubre del 2019
El jefe del Departamento de Neurobiología del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, señaló que enojarse por 30 o 40 minutos resulta benéfico porque vuelve competitivas a las personas, pero cuando dura más de cuatro horas entonces se vuelve patológico y es nocivo para el cerebro.
El enojo libera noradrenalina (hormona que aumenta la presión arterial y el ritmo cardíaco) y dopamina, al mismo tiempo que glutamato, además se da una disminución de los niveles de serotonina y vasopresina.
A diferencia del enamoramiento, este cambio neuroquímico se da de inmediato y logra que el individuo se prepare para la lucha o para la huida, donde se incrementan los procesos memorísticos inmediatamente.
En la segunda etapa del enojo se da un incremento de los niveles séricos de cortisol, una hormona relacionada con el estrés, y el cambio de glucosa a nivel plasmático. El cortisol buscará adaptar a los individuos bajo ciertas condiciones y como consecuencia, el enojo es una respuesta funcional del sistema nervioso central.
El peor momento para pedir a alguien que se tranquilice es cuando está enojado y es un error decir “cálmate” porque se altera más.
“Un cerebro enojado lo que quiere es tener la razón y quiere escuchar que tiene la razón”.
Después de los siguientes 30 o 35 minutos esta emoción debe auto limitarse. “Aquel que dura más tiempo enojado es porque está actuando o tiene un proceso de aprendizaje y le funciona estar enojado para obtener lo que quiere”.
Cuando las personas son jóvenes el enojo resulta más fuerte y de mayor intensidad que después de los 35 o 40 años de edad, donde el sentimiento es más selectivo y se controla en un periodo más corto.
Ahora ya lo sabes, si te enojas media hora es bueno para tu salud, pero ¡no te excedas!