Lunes, 2 de diciembre del 2019
Por: NUTRIÓLOGA ISABEL ÁLVAREZ
Sentir estrés esporádicamente es algo normal, pues esta reacción de tensión no siempre es mala ya que nos ayuda a reaccionar ante una situación de peligro y defensa.
El problema es cuando vives con el todo el tiempo, se convierte en algo patológico, provocando que el organismo mande señales de alerta, las cuales las comienzas a ignorar, y entonces llegas a presentar muchos síntomas que se convierten normales en tu vida y sin darte un organismo dañado físicamente, mentalmente e interiormente.
Como siempre debe de haber un equilibrio, cuando estrés moderado como el trabajo, una competición deportiva, una presentación en público, una negociación importante.
Cuando el cuerpo entra en estrés prolongado, las defensas se debilitan y aumenta la producción de cortisol en el organismo, el cual comienza con un proceso inflamatorio que en cualquier momento te cobrara factura.
Un ejemplo muy frecuente es cuando los estudiantes entran en temporadas de exámenes, comienzan a enfermarse de gripa… sin embrago es un estrés normal por la presión que viven en ese momento, después desaparece y continúan con su vida normal.
El problema es cuando comienzas a padecerlo día a día.
¿Qué es lo que le pasa a tu cuerpo cuando vives con un estrés crónico?
Inflamación de las mucosas intestinales, provocando debilidad del sistema inmune, estreñimiento o diarreas, colitis, gastritis, resistencia a la insulina, debilidad en el sistema inmunológico.
Entre otros como insomnio, dolores de cabeza y migrañas, estado de ánimo descontrolado.
Cuando el cuerpo vive con estrés constante, el cortisol, la adrenalina y noradrenalina aumenta, provocando dilatación de órganos vitales para preparar al cuerpo ante cualquier situación de riesgo.
Cuando estas sustancias aumentan, cortisol, adrenalina, noradrenalina, provocan serios problemas como:
Síntomas psicológicos:
¿Cómo controlarlo?
“Estrés sí: pero en su dosis justa y sólo cuando lo necesitamos.”