Viernes, 27 de diciembre del 2019
Por: NUTRIÓLOGA ISABEL ÁLVAREZ
Cuanto más azúcar tomamos, más acostumbras a tus papilas gustativas a ella y más cantidad necesitas tomar para sentirte satisfecho, después de un determinado lapso de tiempo tu cuerpo te pedirá la dosis, tal forma, creando un circulo de recompensa, donde el sistema nervioso central obedece a estos estímulos específicos de necesidad de esta, desarrollando conductas placenteras de consumir azúcar por necesidad. ¿te ha pasado?
Además de provocar daños en determinados órganos internos, acelera el envejecimiento prematuro, debido al daño celular por radicales libres y endurecimiento del colágeno de la piel, lo que hace perder flexibilidad y causa la aparición de arrugas.
Compara la facilidad con la que un adolescente camina con la de una persona de 80 años, con las articulaciones que le crujen y espalda encorvada, si no eres capaz de moverte con facilidad, tengas la edad que tengas, tu cuerpo está envejeciendo de forma acelerada.
¿esto por qué?
El azúcar interactúa con las proteínas del cuerpo, provocando enlaces químicos pegajosos, interfiriendo en la producción de nuevas células de colágeno en todo el cuerpo, incluidas las articulaciones, poniendo en riesgo a presentar artritis y daño en tejidos.
Cuando consumes azucares, el organismo pierde sensibilidad a estas principales hormonas, insulina y leptina, las cuales son fundamentales para reducir el hambre. Esta falta de sensibilidad puede dar lugar a un aumento de peso, diabetes, acumulación de tejido graso.
Con el tiempo la sobreexposición al azúcar, tu cuerpo deja de escuchar los mensajes que le indican que debe de dejar de comer y empezar a quemar grasas.
El exceso de azúcar puede perturbar el funcionamiento de las hormonas que indican a tu cuerpo que debe fabricar tejido muscular.
Además de alterar la absorción de calcio, magnesio y vitamina E, indispensables para mantener tejidos sanos, reduce la función de las enzimas metabólicas que necesitamos para obtener energía, en pocas palabras te está quitando energía.
Estimula el crecimiento de bacterias intestinales perjudiciales, que devastan el tracto digestivo, dando lugar a indigestión y estreñimiento.
“Intenta reducir el hábito de consumirla, comprobaras como disminuyen tus dolores de cabeza”