Miércoles, 9 de septiembre del 2020
Pareciera que no pero dormir bien también puede ser el resultado de una serie de hábitos a los que rara vez prestamos real atención.
Y es que todo aquello que nos rodea, desde nuestra alimentación y las condiciones de nuestra habitación hasta nuestro ritmo de vida, SÍ impacta de manera directa sobre la forma en la que dormimos y el nivel de descanso que obtenemos.
Como seguramente sabrás, dormir bien tiene increíbles beneficios para tu salud y belleza. Por ello, es importante prestar atención a estos factores que podrían estar impidiendo que descanses plenamente.
1. Cenas muy pesado o tarde
Seguramente ya lo habrás escuchado pero nunca está de más repetirlo: cenar alimentos incorrectos (picantes o muy grasosos), en grandes cantidades y justo antes de dormir, sí puede afectar rotundamente tu ciclo de sueño.
Lo mejor es cenar temprano (por lo menos tres horas antes de dormir), consumir alimentos ligeros (nutritivos y cero irritantes) y, finalmente, hacerlo en pequeñas cantidades. Esto no solo te evitará problemas de sueño, también complicaciones digestivas y de peso.
2. No desconectas tu mente
Olvídate de prender la tele o ponerte checar tu celular. Está comprobado que no solo te distrae y mantiene tu atención enfocada más de lo necesario, también la luz azul que emiten estos aparatos, suprime la melatonina (la hormona que provoca el sueño).
Desde luego, no basta con solo desconectarte físicamente, también debes hacerlo mentalmente. Y es que, desde ponerte a pensar o revisar tu lista de pendientes (hasta quedarte pensando hasta altas horas de la noche en todo aquello que hiciste, harás o tienes que hacer) puede repercutir en lo rápido o lento que concilias el sueño.
3. Las condiciones de tu habitación son inadecuadas
Ya sea que entre demasiada luz, ruido o que el ambiente se sienta demasiado frío o caliente, pueden ser factores decisivos para dormir bien. Por ello, asegúrate de crear el espacio adecuado, modificándolo de la mejor manera que puedas.
Desde un ventilador/calefactor, unas cortinas blackout o música tranquila para disfrazar un poco el ruido del ambiente, podrían ayudarte a dormir mejor y más rápido.
4. Consumes demasiada cafeína
Y no nos referimos solo al café, de hecho, otras bebidas como el té helado o el chocolate también pueden contenerla. Así que si eres de las que necesitan un shot de cafeína para arrancar el día y mantenerte activa a lo largo de la jornada, lo mejor es que limites su consumo hasta medio día o por lo menos 4 horas antes de dormir, cuides las cantidades que ingieres y busques más alternativas energizantes.
5. Tu horario de sueño es irregular
Por lo general, el cuerpo va a acostumbrándose a la hora que sueles acostarte y despertarte. No obstante, cuando tus horarios son cambiantes, podría tonarse difícil dormir bien y rápido, ya que no existe una rutina establecida.
6. Tomas siestas muy largas
Sí, tomar una breve siesta puede ser bastante beneficioso. Sin embargo, también podría afectar tus horarios de sueño si sueles extenderlas por varias horas o tomar varias en un día, contribuyendo al insomnio. Glamour