Domingo, 25 de septiembre del 2022
La infancia es una etapa de la vida que nos marca de forma prolongada, incluso si no quisiéramos que así fuera. Esto se debe a que, pese a que con el paso de los años podemos seguir formando nuestra personalidad y cambiando de acuerdo a las experiencias que vivimos, lo cierto es que gran parte de nuestra personalidad se construye durante nuestros primeros años de vida y, para hacerlo aún más complicado, permanece dentro de nuestra mente definiéndose como personas incluso de forma inconsciente.
Por eso, siendo adultos podemos llegar a tener conductas que no reconocemos muy bien su origen y su motivación, pero que parecen habernos acompañado desde siempre.. Se trata de los rasgos de nuestra personalidad inconsciente que adquirimos desde bebés o niños y que difícilmente podemos identificar de forma racional, salvo con trabajos exhaustivos de terapia, por ejemplo.
Uno de ellos que además solemos enfrentar con frecuencia es nuestra forma de amar. ¿Te ha pasado que no identificas muy bien por que mantienes cierta conducta en tus relaciones de pareja? ¿Quisieras cambiar algunos hábitos o tendencias que tienes? Primero que nada, debes saber que no eres el único que se siente así, pues en el amor suelen manifestarse algunos de nuestros miedos más profundos y hábitos más interiorizados, incluso si son tóxicos o dañinos, pero el aprender de qué manera influye tu infancia en tu forma de amar puede ayudarte para comenzar a trabajar en eso que quisieras cambiar.
Si complaces demasiado a tu pareja
Si tu tendencia es siempre querer complacer a tu pareja, lo más probable es que hayas crecido con un padre demasiado sobreprotector o con un carácter muy duro que te critica constantemente. La consecuencia de esto es que desde pequeño has aprendido a que debes hacer todo lo posible por portarte bien y complacer a tus padres, que eventualmente se manifiesta en cómo actúas con tus parejas. Quizá tiendes a evitar el conflicto y prefieras decir que todo es tu culpa solo para no molestar a alguien, incluso puedes llegar a mentir sobre cómo te sientes con tal de no provocar daño. Sin embargo, este tipo de personalidades pueden explotar después de un tiempo si no se comunican de forma asertiva cuando es necesario, así que no dejes de expresar lo que sientes.
¿Tiendes a victimizarte?
Las personas que de adultas se victimizan mucho en sus relaciones, normalmente han crecido en ambientes caóticos. Esto se debe a que si durante la infancia un niño sentía que su presencia solo causaba más problemas, entonces se acostumbró a encontrar consuelo en vivir en su imaginación y alejarse de las situaciones reales. Esto provoca que se desarrolle baja autoestima y problemas para poner límites, por lo que para sanar estos patrones es importante trabajar en adquirir fuerza y respeto hacia uno mismo.
Si lo tuyo es el control…
Seguramente tuviste una infancia en la que no te sentías lo suficientemente protegido y tuviste que desarrollar tu propia fortaleza y autonomía para sobrevivir. Esto, con el paso de los años, se pudo convertir en una necesidad de tener el control para evitar sentirte vulnerable, incluso si para mantenerlo necesitas hacer uso del enojo. Las personas así tampoco se sienten cómodas saliendo de su zona de confort ni cambiando sus hábitos, pero para aprender a reducir estos efectos de la infancia en la forma de amar, es importante aprender a confiar y dejar ir algunas cosas, sobre todo aquellas que los hacen enojar.
Evitativos
Este tipo de personas crecieron en hogares donde tuvieron que actuar de forma independiente desde muy pequeños, dificultando sus habilidades para conectar con las emociones de otras personas, y esta es la clave para mejorar sus formas de amar.
Por último, la inestabilidad
¿Sabes que ofrecer estabilidad es casi imposible para ti? Probablemente tuviste una infancia en la que no te sentías como prioridad para tus padres. Incluso, quizá tuviste algún abandono o tus padres no solían ser constantes en su forma de demostrar afecto, generando en ti un profundo miedo al abandono. Esto, con el paso del tiempo, puede convertirse en el tipo de pareja que idealiza los inicios y nuevas oportunidades, pero que se aburre pronto de una pareja y que en el mínimo conflicto se siente sumamente decepcionado. También tienden a tener muchas dudas y problemas en sus relaciones y a ser muy perceptivos de los posibles cambios en una persona que los hacen sentir amenazados ante el abandono. Por eso, es importante que una persona con esta sensación se tome el tiempo de conocer a alguien antes de depositar todas sus expectativas.