Miércoles, 22 de febrero del 2023
Entre los picos nubosos del noroeste de México hay una región de 32.000 km2 que los lugareños llaman Sierra Tarahumara. Sus indígenas, los rarámuri (que significa "pies ligeros"), son algunos de los mejores corredores de fondo del mundo y tienen fama de ser capaces de recorrer hasta 100 kilómetros al día, el doble que un atleta de élite. Pero lo que da ventaja a leyendas del ultramaratón rarámuri como Miguel Lara es su forma de respirar: por la nariz.
La mayoría de la gente respira instintivamente por la boca durante los entrenamientos; al fin y al cabo, parece natural intentar captar el máximo de oxígeno cuando el cuerpo está sometido a estrés. Sin embargo, un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad Estatal de Colorado en Pueblo sugiere que los corredores que respiran por la nariz pueden aumentar tanto su velocidad como su distancia. Es evidente que los rarámuri tienen algo entre manos.
El estudio demostró que la respiración nasal tiene varias ventajas significativas para los corredores, entre ellas la eficiencia ventilatoria, es decir, se obtiene más por cada inhalación, posiblemente porque la mayor resistencia al flujo de aire mejora el reclutamiento del diafragma y la penetración del oxígeno en los pulmones.
Mientras tanto, la nariz no sólo humidifica cada inhalación, sino que ayuda a regular su temperatura. Así se reducen los síntomas de broncoconstricción inducida por el ejercicio, que van desde la tos y la opresión torácica hasta la dificultad para respirar.
El problema es que la adaptación a la respiración nasal puede llevar entre seis semanas y seis meses, dependiendo de factores como la sensibilidad al dióxido de carbono y la voluntad de persistir en lo que al principio resulta incómodo. Pero si te decides a romper esa barrera, serás capaz de hacer volar por los aires esas PB en un abrir y cerrar de ojos.
Fuente: Men’s Health