Jueves, 15 de junio del 2023
Cuidar nuestra autoestima es una labor compleja porque muchas veces no sabemos cómo hacerlo y nuestra tendencia mental y social es más hacia mirar lo negativo que lo positivo, a juzgarnos sin compasión y amor entre nosotros y hacia uno mismo. Sin embargo, tener una baja autoestima puede afectar mucho en el tipo de decisiones que una persona toma, en el cuidado que presta a su vida y hasta en la versión de sí misma que ofrece a los demás. Por eso, es importante identificar de qué manera dañamos nuestra autoestima, incluso con hábitos comunes.
Para empezar a cuidar mejor nuestra autoestima, lo primero que debemos hacer es reconocer los hábitos cotidianos con los que la afectamos, porque muchos de estos los hacemos con tanta regularidad que ya no lo notamos ni somos conscientes de sus efectos, pero que en el fondo nos permea mucho y afectan a largo plazo. Para ello, vamos a enlistar algunos ejemplos.
Te importa demasiado lo que piensan de ti
Aunque es cierto que todos nos importa en cierto nivel la impresión que provocamos, sobre todo si estamos buscando quedar bien ante determinadas personas o en cierto contexto, es importante balancear entre cuidar nuestra presentación exterior y en obsesionarnos con querer siempre quedar bien y agradar a todos, sobre todo si notamos que pensamos mucho en la opinión ajena.
Confundir humildad con negatividad
Hay una frase del escritor C.S. Lewis que dice “humildad no es pensar mal de ti, sino no pensar tanto en ti” y en ella se refleja la importancia de distinguir entre querer ser una persona cuyo ego no sea dominante ni agresivo hacia los demás, pero tampoco caer en la trampa de menospreciarse y de no reconocer los aspectos positivos que tiene, ya sea en lo personal o hacia los demás.
Culparte de todo
Cuando las cosas no salen como planeadas, ¿tiendes a pensar que fue tu culpa? Si cargas todo el tiempo con una sensación de responsabilidad y culpa por lo negativo, tu autoestima se verá afectada negativamente, pues pensarás que no haces lo suficiente para obtener los resultados que deseas y que si algo se sale de control, que es totalmente normal, la persona para señalar serás tú.
Demasiadas redes sociales
Es un hecho que el uso de redes sociales afecta la autoestima por el constante ejercicio de comparación que genera, en el que parece que los demás tienen una vida mejor que la nuestra, pero que en realidad genera ese efecto porque solo vemos una parte de lo que cada quien decide mostrar y este efecto no es real.
No reconoces tus capacidades
¿Te ha pasado que te presentas frente a la gente pero lo haces anunciando que no sabes de un tema o que no eres lo suficientemente bueno para hablar de algo? Hacer esto provoca que de inmediato la gente sienta cierta duda sobre lo que dirás y que incluso tú también dudes de ti mismo. Procura sentirte confiado de tu conocimiento.
Pensar que no tienes nada que aportar
Si estás en una charla y sientes que no tienes nada que aportar a ella, probablemente también es una forma de reducir tu autoestima pues estás pensando que no tienes valor en determinado contexto. Lo ideal es que sepas que lo que tú le aportas al mundo es único y valioso y que mereces ser integrado.
Niegas los cumplidos
Cuando haces esto, mandas un mensaje hacia los demás y hacia ti mismo de poco reconocimiento de tu valor. Intenta alegrarte por los cumplidos y solo agradecerlos, porque es probable que la gente los diga con sinceridad.
Pensamientos negativos
Cuando hablamos con nosotros mismos, podemos elegir entre hacerlo con bondad y empatía o con malicia y juzgarnos fuertemente. Por eso, es importante cuidar lo que nos decimos, pues esto afecta la autoestima de forma directa y, de hecho, se puede convertir en una especie de profecía si no aprendemos a ver nuestras posibilidades y solo los límites.
Pensamientos obsesivos
¿Te pasa que le das vueltas y vueltas a algo que sucedió o que dijiste? ¿Al grado de que es inevitable juzgarte? Intenta que tus pensamientos se centren en soluciones y no en problemas para que no dañes tu autoestima.
Fuente. gq.com