Miércoles, 21 de junio del 2023
Ser un buen padre es algo que nadie enseña en la escuela y que, de hecho, difícilmente podría teorizarse de una forma general o convertirse en una serie de reglas a seguir por todas las personas más allá de sus contextos particulares. Es decir, ser un buen padre es más una experiencia que se adquiere con los años de práctica y que dependerá en gran medida de los contextos que nos rodean.
Sin embargo, incluso dentro de las particularidades de cada persona y sus posibilidades para desarrollar una familia de forma sana, sí existen algunas ideas que deben tomarse en consideración para ser una persona que pueda relacionarse de buena manera con sus hijos, evitando las dinámicas tóxicas y cuidando los sentimientos de las personas involucradas en el vínculo familiar.
Trabaja en tus emociones
Durante muchos años se ha impuesto la idea de que los hombres no deben hablar de sus emociones o compartir sus sentimientos y miedos. Esto es cada vez menos frecuente, pero sin duda tiene ecos en la manera en que se desarrollan las relaciones entre padres e hijos, pues una persona que no ha trabajado en sus propias emociones, difícilmente estará listo para cargar con la vida de otra persona o para darle un buen consejo siquiera. Y es que solo en la medida en que nos conocemos y aprendemos a mejorar nuestros actos y pensamientos, podemos ayudar a otros a sacar la mejor versión de sí. Por eso, es importante que si una persona piensa ser padre, tenga clara la importancia de haber trabajado en sí mismo primero, de haber ido a terapia de ser posible, y de estar en paz con sus propios pensamientos y actos, para así ser un buen ejemplo y acompañamiento en los procesos emocionales de quienes lo acompañen.
Identifica tus metas al paternar
Si has decidido que quieres ser un buen padre, entonces es probable que ya tengas en mente algunas de las ideas de lo que para ti significa esto. Es importante que las tengas en cuenta de forma constante, pues en el cansancio de la crianza, algunas veces puedes alejarte de tus metas y caer en conductas que después no te hagan sentir bien. Por eso, te recomendamos que tengas muy claras tus intenciones de lo que es una buena paternidad y que trates de mantenerlas frescas en tu mente para que puedas recordarlas, incluso en los momentos difíciles. Estas metas son personales y se basan en los propios anhelos de lo que alguien considera relevante en una vida. Por ejemplo, habrá quien considere que para ser un buen padre, es importante generar confianza con sus hijos, otros pensarán que más bien hay que contagiar de interés por el deporte o por el arte, pero lo importante es que esas metas estén encaminadas tanto a tus propios intereses como a los de tu hijo y que, de preferencia, estén basadas en el cariño y el deseo por el bien.
Tómate el tiempo de conocer a tus hijos
Parece un punto obvio, pero lo cierto es que no todos los padres saben acercarse a sus hijos para entablar una relación cercana y de confianza, con interés mutuo, pese a que esto es un pilar fundamental en cualquier relación saludable. Para ello, es recomendable buscarse el tiempo de conocer a tus hijos, sus intereses, pasiones, inquietudes y de aceptarlos y mostrarles amor por quienes son. Puedes también aprovechar para poner en práctica algunas técnicas de escucha atenta que ayuden a que ellos se sientan valorados y observados por ti, pues esto les hará sentir mayor cercanía y les dará más confianza para buscarte si tienen algo que contar.
Reconoce tus vulnerabilidades
No debes ser el padre perfecto, pues esto no existe. Sin embargo, si tus intenciones son buenas, es probable que sepas identificar tus vulnerabilidades para que puedas trabajar a partir de ellas y mejorar en lo que ofreces para tu familia. Por ejemplo, si sientes que te cuesta trabajo estar siempre disponible para tus hijos, asegúrate de dedicarles un tiempo de calidad que les recuerde tu presencia, aunque después quizá debas buscar unos ratos a solas para sentirte con energía. Lo importante es que sepas qué dificultades enfrentas al momento de ser un buen padre para que puedas trabajar en ellas poco a poco y buscar el balance entre tu bienestar y el de tu familia.
Fuente. gq.com