La respiración en el agua podría ser una gran técnica antiestrés, según estudios

Miércoles, 12 de julio del 2023

La respiración en el agua podría ser la nueva joya del wellness.


Está ampliamente demostrado mediante estudios científicos que el mindfulness tiene beneficios tangibles en la gestión del estrés. Sin embargo, un experimento reciente ha demostrado cómo un protocolo de modulación de la respiración en el agua puede ser aún más eficaz y presentar resultados en menos tiempo.


De hecho, en los últimos meses se han llevado a cabo dos experimentos en la piscina Aquamore del Centro Deportivo Bocconi de Milán para evaluar la eficacia de dos protocolos de mejora neurocognitiva en directivos sometidos a repetidas condiciones de estrés. Se trata de un proyecto dirigido por la SDA Bocconi School of Management, en colaboración con el Centro Internacional de Investigación en Neurociencia Cognitiva Aplicada (IrcCAN) de la Università Cattolica del Sacro Cuore y la Associazione Facilitatori Risorse Umane (AFRU).


El estudio examinó dos protocolos. El primero, ya validado, es el protocolo de neuroempowerment ideado por el IrcCAN, que combina prácticas de mindfulness y una herramienta de neurofeedback wearable, una banda inteligente conectada a una app capaz de detectar y monitorear las respuestas cerebrales durante los ejercicios de meditación, ofreciendo al practicante retroalimentación sonora en tiempo real sobre los niveles de concentración o distracción.


El segundo es el protocolo “Mind~theDeep”, probado científicamente por primera vez en Italia, basado en ejercicios de modulación de la respiración, tanto en seco como en el agua. ¿El objetivo? Comparar los resultados obtenidos con los dos protocolos en lo que respecta a la gestión del estrés.


Cómo se desarrolló el experimento


Dos grupos de directivos participantes en el Executive MBA de SDA Bocconi, perfectamente comparables en todas las variables relevantes —un total de 18 personas— fueron asignados a las dos pruebas. El grupo Mindfulness-Neurofeedback, acompañado por personal del IrcCAN, se sometió a breves sesiones diarias de mindfulness con el apoyo del sistema wearable de neurofeedback, realizadas de forma independiente y de duración creciente (de 5 a 20 minutos) durante 4 semanas.


 

Por otro lado, el grupo “Mind~theDeep”, bajo la guía del equipo de AFRU, participó en 6 sesiones de modulación de la respiración en el agua de 90 minutos de duración (una cada 15 días), con ejercicios de respiración adicionales a realizar de forma independiente.


Todos los participantes acudieron a reuniones de evaluación antes y después de la intervención para medir el efecto de los protocolos, sometiéndose a pruebas psicométricas, tareas neurocognitivas y midiendo la eficiencia de las funciones cognitivas y fisiológicas mediante neurometría en los laboratorios del IrcCAN.


En ambos casos se registraron mejoras en la gestión del estrés, la autoconciencia y la regulación emocional. El grupo “Mind~theDeep” mostró, en particular, una mayor capacidad para percibir reacciones afectivas y modificaciones corporales asociadas a estados de estrés, mostrando un aumento significativo en la autoconciencia, la regulación de la atención y la autorregulación bajo estrés.


El grupo “Mindfulness-Neurofeedback” también mostró un aumento específico en la eficiencia neurocognitiva y las funciones ejecutivas, un grupo de capacidades mentales que incluye la regulación de la atención, el control de acción, la flexibilidad cognitiva, la resolución de problemas, la memoria de trabajo, la planificación estratégica y el razonamiento lógico.


“Me gustaría hacer algunas aclaraciones: ninguno de los participantes de ambos grupos conocía la práctica a la que iban a someterse”, afirma Carlo Altomonte, responsable de la iniciativa para la SDA Bocconi. “Ninguno de ellos meditaba ni practicaba mindfulness, y ninguno practicaba ya la apnea, aunque los ejercicios de respiración bajo el agua no pueden compararse con esta práctica”.


Además, el protocolo “Mind~theDeep” deriva de una metodología (Deep Inside - State of Mind) aplicada con éxito en atletas de alto nivel de diferentes disciplinas por Alessandro Vergendo, entrenador y coach mental deportivo, que dirigió esta parte del experimento con el equipo de la AFRU. Aunque se esperaba la respuesta positiva del protocolo Mindfulness-Neurofeedback, en virtud de las validaciones previas del IrcCAN, los efectos del protocolo Mind~theDeep en una población distinta de los atletas resultaron estar muy por encima de las expectativas y ser altamente significativos para algunos objetivos, como el control del estrés y la autoconciencia.


¿Cuáles podrían ser las razones científicas por las que la respiración consciente bajo el agua puede mejorar la función cognitiva? “Hemos planteado una hipótesis que deberá ser validada junto con especialistas”, explica Altomonte, “y esta podría ser que hay una parte de nuestro cerebro que, en el curso de nuestra evolución como especie, ha estado latente durante mucho tiempo, pero que ‘despierta’, recordando nuestro pasado como mamíferos marinos”.


“Además, no olvidemos lo que se denomina el reflejo de inmersión, es decir, que nuestro cuerpo, al sumergirse en el agua, desarrolla una serie de ‘respuestas’ físicas, en las que intervienen el sistema nervioso central, la circulación y la estimulación vagal. Aquí, con este experimento, queremos investigar si también puede tener una respuesta a nivel cerebral-neurológico, induciendo al cerebro a ir a buscar recursos que han quedado sin utilizar. Por último, venimos de un medio acuático protector y relajante, el útero materno. Volver al agua y aprender a modular la respiración nos devuelve sin duda a esa dimensión confortable”, continúa el experto.


“Sí, parece que el buceo activa una parte del cerebro ancestral que ya no utilizamos desde que nos convertimos en animales terrestres, pero que sigue siendo capaz de movilizar recursos útiles cuando nos encontramos operando en el medio acuático”, añade Alessandro Vergendo, de la AFRU.

 

 

“El objetivo, por tanto, es seguir explorando los beneficios de este nuevo protocolo”, prosigue Altomonte, “no para comparar ambos protocolos, sino para ofrecer otra opción válida en la gestión del estrés y exportarla como práctica de neupotenciación cognitiva”.


Que el mindfulness es eficaz y benéfico es bien sabido, y nadie lo duda, pero este nuevo protocolo ha demostrado obtener los mismos beneficios en la gestión del estrés con una práctica menos exigente (6 sesiones repartidas en dos semanas frente a 4 semanas de meditación diaria) y más rápida.


Y si bien estos solo son resultados preliminares, obtenidos con una muestra pequeña, las conclusiones son tan alentadoras que ya se están haciendo otras pruebas en un grupo distinto de participantes. El objetivo es determinar si esta práctica puede tener efectos también en valores interrelacionales, como la confianza de los individuos y otros nuevos factores.

 

 

Fuente. gq.com
 

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