Martes, 15 de agosto del 2023
La luna de miel, ese esperado retiro postboda, es una tradición que ha prevalecido durante siglos. Pero, ¿alguna vez te has preguntado por qué las parejas recién casadas se van de vacaciones después de decir "sí, quiero"? Acompáñanos a descubrir los orígenes sorprendentemente antiguos de esta costumbre.
La historia nos transporta hasta la Babilonia antigua, donde hace aproximadamente 4.000 años, el padre de la novia ofrecía al yerno toda la cerveza de miel que pudiera beber durante un mes. Esta bebida, fermentada a partir de miel, dio origen al término "luna de miel", haciendo referencia al ciclo lunar durante el cual se consumía.
La tradición nórdica también tiene su versión. Tras el matrimonio, las parejas se escondían, y un pariente les llevaba hidromiel (otra bebida a base de miel) durante un ciclo lunar, con la esperanza de garantizar fertilidad y buena fortuna en la unión.
Mientras que en algunas culturas, el inicio de la luna de miel tenía matices más oscuros. Cuando un hombre quería casarse con una mujer, la secuestraba y la escondía. Se creía que si la mantenía oculta el tiempo suficiente, su familia ya no podría encontrarla, y finalmente la aceptaría como esposa de su captor. Durante este tiempo, la pareja bebía vino o licores a base de miel.
Hoy en día, la luna de miel se ha transformado en una oportunidad para las parejas de celebrar su compromiso en lugares románticos o exóticos, alejadas del estrés de la planificación de la boda. Sin embargo, conocer sus orígenes nos recuerda que las tradiciones evolucionan y se adaptan, reflejando los valores y deseos cambiantes de la sociedad.
En nuestra era moderna, donde el amor y el compromiso se celebran de innumerables formas, la luna de miel sigue siendo un rito de paso valioso, y ahora, gracias a la historia, una tradición aún más fascinante.
Fuente: El Imparcial