Miércoles, 4 de octubre del 2023
Los errores del trabajo son normales y comunes, le pueden pasar a cualquiera y hasta los hombres más exitosos y ricos del mundo han tenido algunos importantes a lo largo de su carrera.
Lo que pasa es que solemos pensar que cometer un error es una señal de que somos un fracaso, de que somos impostores, no merecemos lo que tenemos o que no somos suficientemente buenos para lo que hacemos, y es entonces cuando los errores y las equivocaciones se convierten en cosas enormes, que nos obsesionan y no nos dejan avanzar o seguir trabajando para lograr nuestras metas y objetivos.
Claro que no hay que desestimar los errores o ignorarlos, hay que reconocerlos y buscar repararlos, pero entendiendo que hacer algo mal o equivocarse no es el fin del mundo y no es necesario castigarse por el resto de la vida simplemente por no ser perfectos (porque nadie lo es).
En realidad, los errores son oportunidades de aprendizaje y de crecimiento, así que se vale darles la vuelta y pensar un poco en ellos (sin que esto sea una obsesión), pero con el fin de descubrir qué se puede aprender de lo que pasó.
Los errores del trabajo y cómo dejar de obsesionarte y aprender de ellos
Cuando se comete un error, la solución no es llorar, sufrir, sentirte insuficiente, obsesionarte con él o juzgarte a ti mismo de manera dura, lo que hay que hacer es buscar la manera de darle la vuelta y de convertir esa situación en algo positivo y en una oportunidad de seguir creciendo.
Reconoce el error
El primer paso es reconocer, lo que significa hacerte responsable de la situación, aceptar tu papel en lo que salió mal y que esta es una situación real con la que hay que lidiar, que no va a desaparecer por sí sola. Ignorar el error no tiene ningún beneficio para nadie, así que hay que mencionarlo, compartirlo con las personas correspondientes y estar dispuestos a hacer el trabajo para solucionarlo.
Identifica qué la raíz e intenta reparar
No solo hay que reconocer el error, hay que saber de dónde viene. Puede ser, por ejemplo, la consecuencia de una falta de preparación o tal vez el hecho de que la carga de trabajo es demasiado pesada y hay una mezcla de burnout, estrés y ansiedad que no dejan trabajar bien. Lo importante es que sepas por qué se cometió ese error, para descubrir por dónde puedes moverte para no volver a caer en lo mismo.
Además, hay que disculparse si es necesario y buscar la manera de reparar y solucionar lo que salió mal, tal vez repitiendo el trabajo o proponiendo una nueva idea.
Busca la lección y el aprendizaje
Con el error identificado y los intentos para repararlo en marcha, lo que sigue es identificar las lecciones que se pueden aprender de la situación.
Tal vez puedes aprender una nueva manera de hacer las cosas, a confiar más en tu equipo, una idea distinta o un método que no conocías de hacer las cosas, o simplemente puedes aprender cuáles son las cosas que no se deben hacer. Lo importante es que te quedes con algo que sea positivo para ti y que te ayude a seguir construyendo y avanzando.
Pide retroalimentación
Muchas veces se cometen errores porque no se sabe bien cómo hacer las cosas o si lo que se está haciendo está bien o mal, incluso puede darse por la falta de motivación, y por eso la retroalimentación es muy importante.
Esta ayuda a que sepas si tu trabajo va tan bien como tú piensas, si hay cosas que debes corregir o cambiar, o qué puedes hacer para mejorar. Y si la retroalimentación no se está dando de manera natural, entonces tienes que pedirla.
Fuente. gq.com