Viernes, 6 de octubre del 2023
Durante años nos han disfrazado la idea de la dependencia emocional detrás de un cliché. Nos hicieron creer que si no encontrábamos a nuestra media naranja perfecta en otra persona, estaríamos incompletos. Esto, sin embargo, ha generado una búsqueda compulsiva del amor fuera de nosotros mismos, cuando, en cambio, la clave está en que si aprendemos a querernos a nosotros mismo, entonces también somos capaces de atraer a quien o quienes no nos completan, sino que resuenan con nosotros.
“A menudo confundimos el amor con otras condiciones, como el enamoramiento, la pasión o la dependencia emocional”, explica la doctora Ana Maria Sepe, psicóloga y cofundadora con su colega Anna De Simone de Psicoadvisor. Pero, entonces, ¿cómo distinguir el amor sano de la adicción afectiva? Hay que empezar por entender qué es la dependencia emocional, que hunde sus raíces en la infancia, con las primeras figuras encargadas del cuidado del niño. Hacia ellas, el niño desarrollará un tipo de apego, que luego le servirá como modelo para los vínculos que construirá también y sobre todo en la edad adulta.
“Aquí se pone de manifiesto el papel crucial de las figuras adultas, tanto en la satisfacción de las necesidades primarias (hambre, sed, protección, etc.) como en la construcción de los vínculos afectivos en la edad adulta”, escribe Sepe en un artículo publicado en Psicoadvisor, “quienes sufren dependencia emocional desarrollan un apego totalizador hacia otra persona y un gran miedo a la separación. Al dedicarse exclusivamente a las necesidades del otro, hacen que la relación carezca de equilibrio y reciprocidad”.
¿Amor o dependencia emocional?
Amar de forma sana significa partir de un reconocimiento de uno mismo, que lleva a elegir al otro como un valor añadido, y no como relleno de un vacío. Amarse bien significa aceptar lo que somos, con fortalezas y limitaciones, y no aceptar nada que no sea recíproco. En el momento en que somos conscientes de quiénes somos y de lo que queremos, podemos conseguir dar amor por el simple placer de amar y no para recibir algo a cambio.
Sin embargo, hay señales para entender si lo que se experimenta es realmente amor. La Dra. Sepe las ha enlistado en su página web y he aquí lo que debes notar para descubrir si tienes una dependencia emocional.
1. Si eres dependiente, controlas constantemente a la otra persona
Quien depende emocionalmente del otro, cuenta con la balanza del ‘toma y da’; cede, pero solo para ser perseguido o para reprochar que el otro no ha hecho nada para retenerlo. Para no perderlo, asume una actitud manipuladora y hace todo lo posible por controlar lo que hace el otro, sin dejarle margen de maniobra. El amor, en cambio, implica amar porque sí, sin esperar nada a cambio. No se necesita dominar al otro con comportamientos estratégicos porque uno se siente seguro en la relación.
2. Si eres dependiente, te sientes cautivo en la relación
Una persona que ama de forma sana se siente libre para expresarse totalmente, incluso en sus propias fragilidades. Uno actúa como trampolín para el otro, animando a la pareja a perseguir metas, proyectos y sueños. En definitiva, uno se siente libre para emprender el vuelo, sabiendo que el otro siempre estará a nuestro lado, físicamente o de cualquier otra forma. En la dependencia emocional, en cambio, la persona dependiente quiere que el otro se aniquile para estar siempre a su lado, renunciando incluso a su propia libertad en nombre de un supuesto amor. Así, la relación acaba siendo incómoda.
3. Si eres dependiente sufres
El amor sano madura y se consolida con el tiempo: a pesar de los desacuerdos y las peleas, la pareja se percibe como un espacio de crecimiento y confrontación, potenciador y no degradante. Las dos personas eligen estar el uno con el otro cada día, no porque lo necesiten, sino porque se quieren. La dependencia, en cambio, parte de un supuesto muy simple: un vacío que hay que llenar. No importa si es con una pareja o con la siguiente; lo que importa es no sentir el vacío interior. Aquí la soledad se convierte en un demonio a combatir y, en cuanto alguien entra en tu vida, se desarrolla el apego.
¿Puede durar una relación basada en la dependencia emocional?
En una dependencia emocional, las dos personas de la pareja acaban siendo infelices e insatisfechas. La persona dependiente acaba viviendo en la ansiedad y el miedo a perder al otro, sofocando cualquier intento de libertad. La pareja se siente cada vez más atrapada en una relación privadora. Puede incluso durar, mientras persista la precariedad del equilibrio inicial, construido sobre el enamoramiento. Pero este pronto se desvanece y solo permanece el amor, sin embargo, si no hay amor, no queda nada.
Fuente. gq.com
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