Domingo, 12 de noviembre del 2023
Todas las personas tenemos hábitos y trucos psicológicos que pueden ayudarnos a mejorar, aunque también pueden conducirnos a situaciones y estados de vida que no son los que deseamos.
En realidad, esto sucede por la neuroplasticidad: la capacidad que tiene la mente humana para adaptarse a los hábitos y trucos psicológicos que decidamos repetir. Por ejemplo, si una persona pasa todo el día pensando en lo negativo de su vida, su mente se centrará solo en ello. En cambio, si mediante trucos psicológicos, que son herramientas de terapia (sobre todo del tipo cognitivo-conductual) para modificar la manera en que pensamos, comienza a centrarse más bien en el aspecto positivo, eventualmente éste dominará su perspectiva y forma de actuar, e incluso la estructura de su cerebro podrá modificarse, por la ya mencionada neuroplasticidad.
Sucede lo mismo con los cambios de hábitos. Aunque en un inicio hacer algo nuevo, como levantarse temprano para ir al gimnasio, pueda sentirse como una pesadilla, con el tiempo este tipo de dinámicas logran integrarse en la cotidianidad a partir de la repetición e incluso el cuerpo comienza a acostumbrarse tanto a ellas, que sientes que las solicita.
Esto suena muy bien hasta ahora, ya que te brinda la oportunidad de convertirse en la mejor versión de ti mismo todos los días, y eso es cierto. Sin embargo, de la misma manera en que los hábitos y trucos psicológicos pueden adaptarte a costumbres positivas, también pueden integrar en tu vida algunas negativas. Y estos son ejemplos que probablemente no has podido reconocer y cómo corregirlos para acercarte a la vida que quieres tener.
Barreras de nuevos hábitos
Todas las personas solemos crear barreras al momento de comenzar a poner en práctica nuevos hábitos que deseamos tener. Por ejemplo, el tiempo, la distancia, el esfuerzo, el dinero, etc. De esta manera, mediante factores como los antes enlistados, logramos convencernos de que es demasiado complicado cambiar un hábito, cuando en realidad, podría modificarse un cierto comportamiento de manera paulatina, simplemente haciendo pequeños ajustes en la rutina que eventualmente puedan convertirse en nuevos hábitos más grandes. Un caso sería que si quieres ir al gimnasio por las mañanas, pero sientes que no tienes tiempo ni energía, comiences con rutinas pequeñas y eventualmente puedas dedicarle más tiempo y energía a esta meta.
Contextos
Si estás batallando con la integración de un hábito nuevo en tu vida, asegúrate de que el contexto para este sea el adecuado. Por ejemplo, si quieres aprender un nuevo instrumento, empieza por enlistar qué necesitas para ello, por preparar el espacio para estudiar e incluso puedes establecer los horarios de práctica que quieres dedicarle.
Espacio secreto en el cerebro
De acuerdo con la experta en salud mental y comportamientos, Wendy Wood, existe una parte del cerebro humano que almacena los hábitos de forma inconsciente. Por eso, en muchas ocasiones no basta con querer cambiar algo, pues debe reestructurarse a profundidad el pensamiento humano. En ese sentido, la repetición es la herramienta clave. Para realmente integrar un nuevo hábito, necesitas repetirlo con constancia y durante un periodo de tiempo extenso que logre cambiar los pensamientos y acciones inconscientes.
Sistema de recompensa
Para que un hábito realmente se vuelva parte de la cotidianidad de una persona, es importante que exista un sistema de recompensa que le haga sentir bien. Es decir, que haya una liberación de dopamina como efecto de un determinado hábito (y lamento informarte que esta es parte de la razón por la cual la adicción a las redes sociales es algo muy peligroso e inconsciente). Sin embargo, si sabes aprovechar este hecho, puedes modificar tus hábitos al asociarlos con la alegría o bienestar, como puede ser descansar por las tardes si te apuras con tu trabajo y lo comienzas desde temprano.
Rituales
Nota qué tipo de rutinas o comportamientos te ayudan al momento de prepararte para un nuevo hábito. Por ejemplo, digamos que quieres dedicar una hora diaria a la lectura, pero terminas por distraerte siempre. Prueba encontrar qué espacio de tu casa te ayuda a concentrarte, si hay alguna bebida que puedas disfrutar y que te relaje o concentre, si debes dejar tu celular lejos, etc. Este tipo de rituales también te ayudarán a formar hábitos nuevos hasta poder integrarlos de forma natural en tu vida.
Fuente. gq.com
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