Martes, 5 de marzo del 2024
Al escuchar el término “lesión de espalda” seguramente piensas en un accidente de auto o deportivo de proporciones épicas. Pero hay hábitos dañinos para tu espalda que causan intensos dolores (y pueden resultar en problemas irremediables) aunque a simple vista parezcan actividades cotidianas en las que ni siquiera te detienes a pensar por qué, cómo o cada cuánto las haces.
5 hábitos dañinos para tu espalda que debes dejar ya mismo
Estar demasiado tiempo sentada y encorvada
El sedentarismo no es nada bueno para tu cuerpo. Sarav Shah, cojefe de medicina deportiva ortopédica en el Hospital New England Baptist le dijo a SELF que estar sentado ejerce bastante presión sobre los músculos de la espalda. Por eso, "si te mantienes en la misma postura todo el día, te puede causar mucho dolor ", añade Rebecca Pudvah, especialista en ortopedia de Athletico Physical Therapy.
"La actividad física también es antiinflamatoria y ayuda a controlar los niveles de dolor", dice Shah. “Establece una alarma cada hora para dar un paseo rápido, o levántate para estirar durante 30 segundos cada vez que completes una tarea”, recomienda Pudvah.
Cuando estés sentada, procura mantener una buena postura: relaja los hombros; endereza la columna vertebral de modo que la cabeza forme una línea recta directamente encima de las caderas (Shah sugiere colocar una pequeña almohada detrás de la zona lumbar); y evita encorvarte más allá de lo natural, ya que esto causa un estiramiento demasiado agresivo para los músculos de la espalda.
Si trabajas todo el día en un escritorio, Pudvah recomienda mantener las rodillas y las caderas en un ángulo de 90 grados con los pies apoyados en el suelo (evita cruzar las piernas); y asegúrate de que tus ojos estén al mismo nivel que la parte superior de la pantalla. Un escritorio de pie también puede ayudar.
Dormir de forma incorrecta
Mantener una postura ideal no es sólo cuestión de sentarse o caminar correctamente. Karen Westervelt, fisioterapeuta y profesora clínica asociada de la Facultad de Enfermería y Ciencias de la Salud de la Universidad de Vermont, le explicó a SELF que también es importante la forma de dormir.
"Una de las poses dañinas para la espalda más comunes es la posición fetal, donde la columna vertebral se redondea excesivamente y la espalda se estira demasiado", dice Westervelt. Pero cualquier forma de acostarse puede ser problemática si te predispone a torcer fácilmente tu tronco, sobre todo si no eres plenamente consciente de lo que estás haciendo.
Westervelt recomienda colocar una almohada entre las rodillas para evitar girarte cuando estés recostada de lado. Si prefieres dormir boca arriba, desliza una almohada bajo las rodillas para mantenerte estable. Aunque es menos probable que te des la vuelta si estás boca abajo, esto ejerce una presión adicional sobre la columna vertebral, por lo que probablemente sea mejor evitarlo también.
Saltarse el calentamiento
El ejercicio es, en general, muy beneficioso. Ayuda a fortalecer los músculos y a desarrollar flexibilidad, además de, potencialmente, prevenir problemas de espalda. Pero si haces ejercicio sin calentar antes, puedes hacerte daño, he aquí por qué: cuando no utilizas los músculos, éstos se mantienen en un estado rígido y tenso que al estirar cambia a versión relajada. Por eso, según Westervelt, si te lanzas directamente a una actividad, puedes sufrir una distensión o un microdesgarro.
Volver a hacer ejercicio demasiado rápido tras una lesión o un largo periodo sedentari b también puede provocar problemas, explica Westervelt. Si pasas toda la semana sentada y el sábado por la mañana estás paleando la entrada de tu casa, es posible que los músculos de tu espalda no sean capaces de soportar la actividad: “Al no estar entrenado para hacer lo que le estás pidiendo a tu cuerpo, corres el riesgo de lesionarte”. Los movimientos de elevación, como levantar una caja pesada del suelo o una pesada pesa al estilo ruso en el gimnasio, pueden ser especialmente peligrosos para la espalda.
Intenta hacer un calentamiento dinámico de cinco a diez minutos con movimientos que imiten la secuencia de la actividad que vayas a realizar. Por ejemplo, camina con zancadas exageradas antes de salir a correr. "Este tipo de calentamiento activa los tejidos y los prepara para trabajar eficazmente", dice Westervelt.
Levantar algo demasiado rápido
Hablando de levantar peso, incluso si te consideras en forma, levantar algo así sea ligeramente mal, puede acarrear problemas. Esto incluye el bend-and-twist, o sea, agarrar un objeto del suelo y luego girar rápidamente a un lado en el ascenso.
"En esa posición, todas las estructuras de la espalda se alargan hasta el punto de que no son lo bastante fuertes para soportar la carga […] Pones más tensión en los tejidos de la que pueden tolerar, lo que puede provocar daños en los músculos, inflamación y dolor". Esto puede causar una hernia discal (como lo que le ocurrió a Klompien), que puede tardar meses en curarse, dice Westervelt.
La forma segura de agarrar algo es mantener el torso recto y doblar las rodillas para agacharte (no te encorves para alcanzarlo). Toma el objeto, manteniéndolo cerca del cuerpo mientras enderezas las piernas. Resiste el impulso de retorcerte y limítate a usar los pies para moverte hacia donde necesites.
Preocuparte por cosas que no puedes controlar
El estrés no sólo afecta a la salud mental, sino que también es uno de los hábitos dañinos para tu espalda. “Cuando estás tenso, tu cuerpo se encuentra en un estado de mayor sensibilidad, lo que puede empeorar cualquier tipo de dolor. Además, la ansiedad hace que duermas mal e indirectamente contribuye a los problemas de espalda por la misma razón", señala Pudvah. Si estás muy cansada, tus músculos no están preparados para trabajar, así que te encontrarás en una posición encorvada que puede provocar dolor de espalda.
Por supuesto, "estresarse menos" es mucho más fácil de decir que de hacer. Pero si sospechas que la tensión te está causando daños físicos, haz todo lo posible por calmar tu día a día. "Busca vías que te ayuden a aliviar el estrés, ya sea meditar, hacer ejercicio o tomar aire", sugiere Pudvah. Si te resulta difícil, recuerda dos cosas: la relajación, como todo, requiere práctica, y puede que necesites experimentar con lo que mejor te funciona. ¿Y la segunda? Si estás realmente atascada, un terapeuta puede ayudarte.
Puede parecer que hay muchas cosas que escapan de tu control en lo que respecta a las lesiones de espalda inesperadas, pero hay aún más que sí puedes controlar. Hacer ejercicio con regularidad, cuidar tu salud mental y tomar pequeñas medidas para evitar hábitos dañinos para tu espalda pueden reducir la probabilidad de sufrir problemas graves en el futurp. Intenta no tambalearte y retorcerte ante ese trozo de comida caído mientras cocinas: ningún movimiento brusco merece tu salud.
Fuente:glamour.com