Cómo ayudar a tu perro cuando te separas de tu pareja

Lunes, 1 de abril del 2024

Las separaciones son cosas de dos, de la pareja, y a veces de los hijos, si se tienen. Pero a menudo hay un testigo silencioso y querido que sufre también por la ruptura: la mascota. Y a tenor de las estadísticas, la situación se repite con frecuencia. Uno de cada cuatro hogares de España tiene un perro, según la Fundación Affinity. Es decir, que de los 86.851 divorcios que hubo en el 2021, según el INE, en al menos 20.000 hubo que atender también al amigo más fiel de los seres humanos. Y eso sin contar las separaciones de parejas no oficializadas.

Muy frecuentemente, tras una separación o un divorcio, se suele dejar a la mascota en segundo plano. Sin embargo, aunque no lo parezca, tu perro nota el cambio y se siente afectado por la situación, tanto como si se queda con alguno de los dos o si optáis por la custodia compartida. Y si bien es cierto que no hay un manual exacto de cómo actuar, existen ciertas pautas que pueden ser de utilidad para ayudar a que tu mascota lo pase con el menor daño posible.

Una separación afecta a todos los involucrados en la familia y el perro es uno más de ella. Y los cambios que se producen en su entorno suelen afectarles bastante, aunque cada animal, al igual que las personas, es único y lo vive y lo expresa de una forma distinta.

Los perros no tienen la capacidad de notar qué es un divorcio o una separación. Pero lo que sí sienten son los cambios en las rutinas y la angustia de sus propietarios. No se debe olvidar que son animales sociales, muy empáticos y que muestran un amor incondicional. Por lo tanto, lo que reciba y perciba de su propietario en este proceso también afectará a la reacción que el animal adopte, señala Sònia Sáez, veterinaria brand manager de Purina.

“Debemos tener en cuenta que cualquier entorno estresante pasa factura al perro ya que están muy sintonizados con nuestras emociones, por lo que si estamos ansiosos, deprimidos o enfadados se dan cuenta y muchas veces las rupturas están marcadas por emociones negativas (discusiones, tensión, etc) lo cual ya está afectando a nuestro perro”, puntualiza Jorge Quiroga Mariscal, experto de Single Track, centro especializado en etología y educación canina en positivo.

Las repercusiones que conlleva una separación pueden manifestarse de diferentes maneras: tristeza, ansiedad, estrés, depresión o síntomas como hiperactividad, trastornos compulsivos, destructividad, entre otros, matiza Sáez.

Afectaciones

El estrés puede ocasionar cambios de comportamientos

Factores estresantes como el cambio a un nuevo hogar, las rutinas alteradas o la pérdida de uno o más de uno de la familia pueden derivar en alteraciones en el comportamiento de nuestro perro, ya que puede estar confundido y algo ansioso, dado que tiene que habituarse a una “nueva”vida, explica Quiroga.

Según detalla el experto de Single Track, hay cambios de comportamiento que puede sufrir un perro por la ruptura de la pareja, como el trastorno relacionado con la separación (ansiedad por separación). También se los puede notar más angustiados de lo habitual o con conductas depresivas o, una combinación de ambas. Otro cambio es la agresividad: al sentirse estresados y frente a situaciones nuevas pueden reaccionar con conductas defensivas o agresivas.

Frente a estos cambios, Quiroga enfatiza la necesidad de pensar en el bienestar del perro incluso antes de que se produzca la ruptura con nuestra pareja. Y, en caso de que los cambios de conducta surjan en el proceso, hay que acudir inmediatamente a buscar ayuda profesional, “porque cuando la tratamos en el inicio es más fácil de modificar dicha conducta que cuando ya se cronifica”, destaca el etólogo.

Consejos

En busca del bienestar de tu mascota

Cuando uno de los dos se va de casa, definitivamente el perro no sabe que no volverá a compartir juegos o ciertas rutinas diarias con ese miembro de la pareja. De hecho, es probable que siga esperando a la persona que se ha ido en la puerta a su hora habitual de llegada o que la busque, indica Sáez. Pero… ¿cómo manejar esta situación? Los expertos nos dan algunos consejos:

Cuatro claves a tener en cuenta

  1. Custodia compartida ¿sí o no? Las rutinas son muy importantes y los cambios de domicilio cada cierto tiempo les puede resultar muy confusas, ya que a diferencia de los niños que se les puede explicar, el perro no podrá entender porqué sucede todo eso y el estrés aumentará. En resumen, en un principio la custodia compartida puede resultar negativa para la mascota, dice Jorge Quiroga. Desde el punto de vista del experto, lo ideal sería que el animal se quede con un miembro de la pareja y que el otro pueda venir a verlo, sacarlo a pasear, compartir gastos, etc.
  2. Dividir el tiempo. Lo importante es asegurar el bienestar del animal e intentar siempre que se pueda que la mascota pierda lo menos posible su rutina, insiste Sáez. “Con la nueva legislación se contemplan los tiempos de convivencia y cuidado de cada uno. Si se decide por esta opción, es importante evitar “idas y venidas” que desconciertan al animal y causan mayor estrés. Lo conveniente es poder compartir algunos cuidados entre ambos”, recuerda la experta de Purina.
  3. Quien se quede con el perro. Desde Single Track sugieren que a la hora de elegir quién se quedará con el perro se debería valorar aspectos como el vínculo afectivo con cada miembro de la pareja, quién tiene mayor disposición o la situación económica para cubrir los gastos veterinarios que puedan surgir, entre otros. “En caso de que ambos tengan un vínculo fuerte, lo ideal será acordar repartirse el tiempo con el animal a partes iguales y siguiendo rutinas a las que la mascota se volverá a adaptar”, reiteran desde Purina.
  4. Si hay niños. En primer lugar hay que tener en cuenta que todos los miembros de la familia incluido el perro están pasando por una situación difícil que provoca estrés. Por lo tanto, para evitar que el animal responda de forma diferente habrá que explicarle a los niños que debemos ser más cariñosos, no excitarlo ni molestarlo mucho cuando nuestra mascota está descansando o comiendo, por ejemplo. Hay que prestar especial atención a estos gestos y tratar de llevar las mismas rutinas que había antes de la separación, puntualiza Quiroga.

Fuente: lavanguardia.com

 

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