Viernes, 12 de abril del 2024
No sabes cómo decirles a tus papás, le das muchas vueltas para encontrar las palabras perfectas y no se nieguen a tu petición. Reúnes algunas fotos para convencerlos, inventas la mejores historias y enlistas todo en lo que te vas a comprometer. Entonces, en la mesa durante la hora de la comida, miras que ambos están contentos y que es el momento perfecto, quizá esta vez no se nieguen, otra vez… Y, con mucha emoción dices: oigan, ¿no creen que hace falta una mascota en la familia?
Aceptaron, no con el mismo ánimo que tú, pero por fin accedieron. La primera semana mantenían distancia, el nuevo integrante no era mucho de su agrado, pero a partir de la segunda, bueno, se han hecho inseparables. Hasta parece que lo consienten más que a ti , por fin le agarraron amor. Este comportamiento tiene una explicación, de acuerdo con María Luisa Ferrerós, neuropsicóloga, directora de la unidad de psicología clínica y parenting de Clínica Diagonal, en la relación mascota-humano se desarrollan sentimientos de empatía y respeto, asimismo, surge el desarrollo de la autonomía y la responsabilidad.
Cuando un humano convive profundamente con una mascota (en su mayoría perros y gatos) crean un vínculo emocional; los ven como una compañía, un integrante de la familia y parte del hogar. Se trata de una conexión especial y profunda, pues las personas no se sienten juzgadas por los animales y jamás tomarán en cuenta complejos o estereotipos.
De acuerdo con Jaume Fatjó, director de la cátedra Fundación Affinity Animales y Salud, y presidente del Colegio Europeo de Bienestar Animal y Medicina del Comportamiento, el 76 por ciento de las personas con mascotas tienden a besarlas, por lo menos, una vez a día, mientras que el 85 por ciento las abrazan habitualmente. 9 de cada 10 personas aseguran que si fueran abandonadas, sus mascotas se quedarían junto a ellas incondicionalmente; los adultos mayores aseguran que sus animales se han convertido en una motivación para mantenerse activos durante día para atenderlos. Y en el caso de los niños, 8 de cada 10 prefieren jugar con su gato o perro que con videojuegos.
Miles de personas aseguran que, cada vez que necesitan consuelo, afecto, seguridad o motivación, su perro o gato siempre está a su lado; los niños los consideran como grandes compañeros cuando tienen miedo o tristeza pues recurren a su mascota para abrazarla y encontrar alivio en situaciones que los llenan de estrés.
¿Por qué los papás terminan encariñándose con las mascotas?
Si no te fue suficiente la explicación anterior, quizá sea más claro con la siguiente información. Los adultos, cuando tienen una mascota, aumentan su actividad física, se sienten protegidos de estados de soledad, optimizan la capacidad de atención y la percepción, además de que mejoran su comunicación verbal y aumentan sus expresiones faciales positivas porque se sienten felices. Una mascota es un buen estímulo para el sentido de la vista, oído, tacto y olfato. Sienten una gran satisfacción cuando acarician a su compañero pues se reducen sus niveles de estrés y pueden desaparecer sentimientos de tristeza o enojo. En pocas palabras, una mascota siempre hará sumamente felices a tus papás.
Así que, no hay duda, integrar a una mascota como parte de la familia es de las mejores decisiones que pueden tomar; todos serán sumamente felices con su llegada y, mejor aún, éste sentirá lo mismo con ustedes.
Fuente: culturacolectiva.com