Martes, 14 de mayo del 2024
Un retratista digno de un rey (pero no de un presidente)
Jonathan Yeo, uno de los artistas más importantes de su generación, va a presentar su retrato del rey Carlos III. También ha pintado a la realeza de Hollywood y a políticos. Pero un expresidente de EE. UU. le fue esquivo.
Parece que pocos británicos famosos se resisten a ser pintados por Jonathan Yeo. David Attenborough, la leyenda de la radiodifusión de 97 años, es uno de los que han subido recientemente las escaleras de caracol hasta su acogedor estudio, escondido al final de una callejuela del oeste de Londres, para posar para Yeo, uno de los retratistas británicos más reconocidos.
Sin embargo, a la hora de pintar su último retrato, el del rey Carlos III, el artista tuvo que acudir al modelo.
Yeo alquiló un camión para transportar su lienzo de 2,28 por 1,67 metros a la residencia londinense del rey, Clarence House. Allí montó una plataforma para poder dar las últimas pinceladas al retrato, sorprendentemente contemporáneo, que muestra a un Carlos uniformado sobre un fondo etéreo.
El cuadro, que se presentará en el palacio de Buckingham a mediados de mayo, es la primera representación a gran escala de Carlos desde que es rey. Es probable que reconfirme el estatus de Yeo como retratista de referencia de su generación para los grandes personajes británicos, así como para actores, escritores, empresarios y celebridades de todo el mundo. Sus encargos privados pueden rondar los 500.000 dólares cada uno.
Pintar el retrato del Rey supone también una vuelta a la normalidad para Yeo, de 53 años, quien el año pasado sufrió un infarto casi mortal que atribuye a los efectos persistentes de un cáncer que padeció a los 20 años. No se le escapa el paralelismo con el protagonista de su reciente cuadro: Carlos, de 75 años, anunció en febrero que se le había diagnosticado un cáncer, cuando solo llevaba 18 meses de reinado.
Yeo dijo que no se enteró de la enfermedad del rey hasta que terminó el cuadro. En todo caso, su representación es la de un monarca vigoroso y dominante. Pero Yeo sintió una profunda empatía por un hombre al que llegó a conocer a lo largo de cuatro sesiones, que comenzaron en junio de 2021, cuando Carlos era todavía príncipe de Gales, y continuaron tras la muerte de su madre, la reina Isabel II, y su coronación el pasado mes de mayo.
“Se ven cambios físicos en las personas, dependiendo de cómo vayan las cosas”, dijo Yeo en su estudio, donde había girado con decoro el cuadro aun sin develar para apartarlo de la mirada de los curiosos. “La edad y la experiencia le sentaban bien”, dijo. “Su comportamiento cambió definitivamente después de convertirse en rey”.
El retrato fue encargado por la Worshipful Company of Drapers, un gremio medieval de comerciantes de lana y telas que ahora es una organización filantrópica. Se colgará en el Drapers’ Hall, la señorial sede de la compañía en el distrito financiero de Londres, que cuenta con una galería de monarcas desde el rey Jorge III hasta la reina Victoria. El Carlos de Yeo añadirá una sacudida contemporánea a esa alineación clásica.
“Lo que Jonny ha conseguido es combinar la elusiva cualidad de la majestuosidad con un toque vanguardista”, dijo Philip Mould, un amigo e historiador del arte que ha visto el cuadro y lo ha calificado de “una especie de unicornio”.
Yeo no es ajeno a la realeza. Pintó a la esposa de Carlos, la reina Camila, de quien dijo que era un encanto, y a su padre, el príncipe Felipe, que no lo era tanto. “Era como un tigre enjaulado”, recuerda Yeo. “No me imagino que fuera fácil como padre, pero era entretenido como modelo”.
Aun así, era la primera vez de Yeo con un monarca en el cargo; antes ha pintado a primeros ministros (Tony Blair y David Cameron), actores (Dennis Hopper y Nicole Kidman), artistas (Damien Hirst), magnates (Rupert Murdoch) y activistas (Malala Yousafzai).
Fuente: The New York Times