Los antiinflamatorios naturales más potentes que debes tener siempre a mano

Viernes, 23 de agosto del 2024

Sí, los antiinflamatorios naturales existen, son eficaces —en algunos casos incluso potentes— y garantizan resultados seguros sin tener que recurrir a los fármacos. Para saber cuáles son y cómo utilizarlos, hay que adentrarse en el antiguo arte de la fitoterapia, pero la auténtica, y para ello recurrimos a Irene Peruzzo —licenciada en farmacia, máster en fitoterapia y otro en aceites esenciales—, administradora de la piamontesa Erbaflor fundada por su abuelo en 1950.

 

“La mayoría de los antiinflamatorios naturales a base de plantas no tienen efectos negativos en el estómago, a diferencia de los medicamentos tradicionales”, explica. Y eso ya parece una buena noticia. “Sin embargo, en el caso de las inflamaciones agudas, es mejor limitar su uso a un periodo de cuatro a cinco días, porque si el problema persiste, es importante investigar las causas. En cambio, en el caso de las crónicas, se pueden utilizar plantas específicas como la boswellia o el grosellero negro, que son adecuadas para tratamientos prolongados”.


¿Riesgos, advertencias, efectos secundarios? Algunos antiinflamatorios naturales como el sauce, pueden afectar a la coagulación de la sangre, por lo que deben ser evitadas por quienes toman anticoagulantes. Pero lea siempre las advertencias de las etiquetas de los complementos alimenticios, porque el Ministerio de Sanidad les obliga a indicar cualquier contraindicación. Después de tanto preámbulo, es hora de pasar a la práctica. Obviamente, caso por caso.


Antiinflamatorios naturales para el intestino


Las personas más preocupadas por su salud y por su microbiota —cuyo bienestar previene la inflamación del organismo que desencadena el malestar y la enfermedad—, además de seguir una dieta correcta, pueden “realizar un ciclo de suplementos y antiinflamatorios naturales en cada cambio de estación, de dos meses de duración, sobre todo a principios de otoño y en primavera”, sugiere Irene Peruzzo. Se trata de tomar prebióticos, es decir, sustancias que favorecen las “bacterias buenas” del intestino. “Las plantas que contienen mucílagos y fibras solubles son especialmente eficaces, porque forman un gel que se superpone a las paredes, ejerciendo una acción hidratante, calmante y antiinflamatoria. Estos geles también facilitan el tránsito intestinal, reduciendo el estreñimiento, sin ser laxantes, y tienen un efecto regulador.

Las plantas más conocidas por estas propiedades son la malva, la malva de los pantanos y las semillas de lino. La malva en particular es rica en mucílagos, mientras que el malvavisco tiene efectos prebióticos, y es frecuente encontrar productos que combinan ambos. Para una eficacia máxima, se suelen utilizar esporas probióticas que, a diferencia de las bacterias vivas, resisten la acidez del estómago y germinan en el intestino, favoreciendo así una microbiota sana”. En cuanto a la administración: “Es mejor tomar pequeñas dosis varias veces al día, por ejemplo una cápsula en el desayuno, otra en la comida y la tercera en la cena, para maximizar la eficacia del tratamiento”.


Antiinflamatorios naturales para las articulaciones


Y pasemos a quienes padecen artrosis, artritis o daños en los cartílagos, especialmente de las rodillas: también para ellos hay buenas alternativas a los fármacos.

 

“Tradicionalmente, en Europa se utilizan plantas como el sauce, la garra del diablo, el árnica y el tallo de piña, pero últimamente también se emplean mucho especialidades típicas de la medicina ayurvédica, que han demostrado ser muy eficaces en casos de dolor. Entre ellas figuran la mirra y el incienso, también conocido como boswellia. La primera es un potente analgésico, mientras que la boswellia tiene un marcado efecto antiinflamatorio y es especialmente eficaz en enfermedades crónicas como la artritis reumatoide. Actúa inhibiendo enzimas específicas responsables de la cascada inflamatoria, ofreciendo un alivio prolongado sin dañar el estómago”.

 

Ambas plantas están disponibles como extractos secos, normalmente en forma de cápsulas o polvo, y la dosis varía en función de la gravedad del problema. En general, en casos de dolor recomiendo entre 200 y 600 mg de mirra al día, divididos en 2-3 dosis, durante un máximo de 4-5 días consecutivos. La Boswellia también se puede utilizar durante periodos más largos, con dosis similares, que se adaptarán a la patología del momento. También existen productos naturales con propiedades analgésicas y antiinflamatorias que pueden aplicarse por vía tópica, entre ellos el árnica o los aceites esenciales —como los de jengibre, tomillo, lavanda y canela, que se diluirán en aceite de almendras— y preparados a base de arcilla verde, ventilada, blanca o consuelda para utilizar como compresas.


Antiinflamatorios naturales para los músculos


Y aquí llegamos a la inflamación muscular, que puede tratarse con productos de aplicación externa con efecto “rubefaciente”, como el alcanfor y el capsicum (guindilla), que llevan la sangre a la superficie, calentando la pieza e induciendo un efecto antiinflamatorio al aumentar la circulación. Un proceso que ayuda a eliminar los residuos de la inflamación, acelerando así la curación. Incluso en el caso de lumbociática, dolor de espalda y golpes de bruja”, prosigue Peruzzo.

Sin embargo, cuando el dolor muscular está causado por un entrenamiento físico excesivo, es necesario cambiar de estrategia. En este caso, recomiendo aceites esenciales como la lavanda o el tomillo, que tienen un efecto aliviador y también mejoran la reabsorción del ácido láctico. Pero cuidado: los aceites esenciales deben diluirse siempre en un aceite portador, como el de almendras, antes de aplicarlos sobre la piel. La dosis recomendada es de unas diez gotas de aceite esencial por cada 200 ml de aceite”. Tanto en el caso de la ciática como en el del dolor post-entrenamiento, los remedios pueden aplicarse varias veces al día. “Sin embargo, si el problema persiste más allá de dos o tres días, es aconsejable consultar a un médico para descartar daños más graves”.


Antiinflamatorios naturales para lesiones


Existen además algunas plantas con propiedades antiinflamatorias que también actúan sobre los edemas, reduciendo la hinchazón de los tejidos. “El tallo de piña, por ejemplo, es útil en casos de traumatismos como esguinces. Suele administrarse como extracto seco, mucho más concentrado, a menudo en forma de cápsulas: en general, deben tomarse al menos 600 miligramos al día, repartidos en tres tomas, pero conviene leer atentamente la etiqueta del producto para comprobar la concentración y la dosis sugerida”.

También en caso de traumatismo, el árnica es otro remedio eficaz para aplicar localmente, porque “tiene un efecto positivo sobre la microcirculación y ayuda a reducir los hematomas y las contusiones. Por eso siempre es buena idea tener un frasco en casa.

 

 

 

Fuente. gq.com

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