Lunes, 9 de septiembre del 2024
¿Eres de aquellos que mira las redes sociales en el locker, antes de empezar su rutina en el gimnasio? Si es así, es posible que te hayas sentido más cansado, con menos ganas de hacer ejercicio, desmotivado y privado de la energía necesaria para realizar un entrenamiento eficaz.
Esto en verdad podría ocurrirte, al menos según un estudio de Brasil que investigó los efectos en el entrenamiento de resistencia debido a la fatiga mental inducida por consultar 30 minutos las redes sociales en tu smartphone antes de ejercitarte.
Por ello, distraerte al revisar Instagram, TikTok o Facebook antes de levantar pesas o realizar un entrenamiento de fuerza —que te hará vivir una vida más larga y saludable— podría, en realidad, empeorar tu rendimiento.
Redes sociales, fatiga mental y el ejercicio
En el estudio, publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos y titulado Mental Fatigue From Smartphone Use Reduces Volume-Load in Resistance Training, participaron dos grupos de asistentes recurrentes al gimnasio.
El primer grupo miró un documental durante 30 minutos antes de entrenar; mientras que el segundo, navegó por las redes sociales durante el mismo periodo de tiempo.
Después, ambos realizaron tres series de sentadillas hasta el fallo, usando aproximadamente el 80% del peso máximo que eran capaces de levantar durante 15 repeticiones, con tres minutos de descanso entre series. Y el resultado fue que el grupo de las redes sociales rindió peor que el grupo que había visto la televisión, completando en promedio un 15% menos de trabajo y mostrando más cansancio durante la prueba. Esto llevó a los investigadores a concluir que las diferencias de rendimiento podían deberse a una mayor fatiga mental por el uso de las redes sociales. El estudio se centró en el uso de apps de redes sociales antes del entrenamiento, pero esto no significa que consultar Instagram incluso durante el entrenamiento no sea perjudicial.
Y es que la fatiga mental es un factor que con frecuencia se pasa por alto en el deporte. Diversos estudios han demostrado que esta llega a reducir la motivación y la capacidad de concentración, lo que conduce a un menor rendimiento. Por ejemplo, un estudio de 2009 publicado en Psychology of Sport and Exercise demostró que la fatiga mental disminuye la resistencia física, mermando la capacidad del deportista para esforzarse incluso cuando el cuerpo está físicamente en forma.
Las redes sociales como fuente de estrés y agotamiento mental
¿Y qué tienen que ver las redes sociales con todo esto? Sencillo, son una fuente importante de estrés y fatiga mental si se consumen compulsivamente. Hay muchas investigaciones que lo demuestran: el uso prolongado de las redes sociales aumenta los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Por lo tanto, mirar TikTok o Instagram antes de entrenar provocaría una sobrecarga sensorial y una distracción que reduce la energía mental necesaria para afrontar un entrenamiento demandante.
Además, un estudio de 2018 realizado por la Universidad de Pensilvania descubrió que desconectarse de las redes sociales reduce significativamente los síntomas de ansiedad y depresión, que están estrechamente relacionados con la fatiga mental. Esto sugiere que disminuir la exposición a ellas, especialmente antes de una actividad física, ayudaría a conservar la energía mental y mejorar el rendimiento.
Teniendo en cuenta estos factores, está claro que, para sacar el máximo partido a nuestras sesiones de entrenamiento, es crucial controlar nuestro uso de las redes sociales y dedicar tiempo a “desconectarte” mentalmente antes de hacer ejercicios.
Según los investigadores, evitar al menos 30 minutos las redes sociales antes del comienzo de una rutina de gimnasio sería una estrategia eficaz para evitar la fatiga mental y mejorar el rendimiento físico y mental. Y quién sabe, quizá esto también pase en el trabajo o en los estudios. Lamentablemente, eso nos tememos.
En resumen: desconectarte de las redes sociales antes y durante el entrenamiento es la clave para permanecer conectado con tu propio cuerpo.
Fuente. gq.com