Miércoles, 18 de septiembre del 2024
Los factores que determinan que seamos menos morosas que los hombres son varios, pero muchos de ellos se vinculan con la responsabilidad con la que asumimos nuestros compromisos.
En México, la proporción de mujeres con productos financieros es 12.1 puntos porcentuales menor que la de los hombres y tres de cada 10 mujeres no tienen autonomía en el uso de su dinero. Los hombres tienen mayor acceso a casi todos los productos financieros que las mujeres a: tarjetas de crédito bancarias (36.9% vs. 27.8%), créditos hipotecarios (21.4% vs. 14.3%) o créditos automotrices (6.4% vs. 3.9%).
Como en un gran efecto dominó, al cobrar menos que los hombres en iguales puestos y al tener menos acceso al mercado laboral formal, tenemos menos autonomía de nuestras propias finanzas y menos historial crediticio formal, ya que muchas veces recurrimos a nuestros conocidos o familia para saldar deudas o pedir préstamos.
Al tener menos historial crediticio, tenemos menos acceso a créditos de vivienda, y por lo tanto, también, menos acceso a créditos de empresas, ya que las propiedades son parte de lo que muchas veces piden como requisito.
A pesar de todo esto (¿o también por eso?), somos mejores pagadoras. En 2023, el Reporte de Estabilidad Financiera de Banxico lo expresó claro: la participación de las mujeres en los créditos redujo la morosidad en las carteras de crédito personal, nómina, hipotecario y empresarial del país durante este año.
El índice de morosidad de las mujeres en tarjetas de crédito es de 3,6% (versus el 3,9% de los hombres), en créditos hipotecarios, de 2,6 versus 3,6, y de créditos de nómina, 1,8 frente al 2,7%. Además de ser mejores, somos más rápidas pagando: según el reporte “Mujeres en ascenso", del BID-Invest, el ratio de velocidad de pago de los créditos es del 4% frente al 2,6% de los hombres.
Pero, ¿por qué sucede esto? El propio Banxico esboza una posible respuesta en su reporte: como las mujeres enfrentan más obstáculos para acceder al financiamiento formal, quienes sí logran superar estos obstáculos suelen tener un perfil crediticio más sólido, para poder sostenerlo. Básicamente: queremos cuidar lo que escasea.
Sin embargo, este no es el único factor determinante. Detrás de este comportamiento existen múltiples factores que generan un compromiso mayor en las mujeres que en los hombres para saldar deudas y préstamos.
“Por muchos años se percibió a las mujeres como “adversas al riesgo”, pero en realidad lo que sucede es que medimos mejor nuestro dinero, porque para una mujer muchas veces el negocio que tienen es el sustento de toda su familia, y prefieren acudir a familiares o conocidos por financiamiento (o mejor no crecer) que arriesgarse a una deuda que no pueden pagar”, indica Viridiana Saldívar y García, Mtra. en Políticas Públicas.
“No honrar los créditos o pensar en entrar en un tema legal, no es opción para ellas. Se quedarían sin comer ellas y sus hijos. En ese sentido, hay diversos estudios que demuestran que mientras que los hombres usan sus créditos para equipar una oficina, cambiar un carro, u otras cuestiones más superfluas, las mujeres somos más conscientes de la responsabilidad que conllevan, porque nos costó acceder a ellos y no queremos volver a perderlos”, señala Saldivar.
Además, la especialista indica que los bancos deberían de ser más agresivos y creativos en la colocación de créditos a mujeres. “Las mujeres crecemos con menos información financiera, dudamos más al tomar las decisiones, por lo que a veces es mejor plantearles opciones de colaterales sobre el mismo negocio”, dice.
Por otro lado, está la barrera de las condiciones que piden en los créditos. Entre ellos, el historial crediticio y la posesión de una propiedad. “Pedimos menos crédito porque queremos pagar bien y rápido lo que nos dieron, en general personas conocidas. Crecemos los negocios con recursos propios, y luego ese financiamiento de personas cercanas -y no de los bancos- nos resta mucho a la hora de ganar historial crediticio”, reflexiona.
Por su parte, Yaneth Trujillo, Directora Ejecutiva de Auditoría del banco Bx+, señala: “Las mujeres nos detenemos a analizar qué es lo que necesita, así como todos los pros y contra que vienen con las decisiones que toma; reflexiona, estudia y analiza. De hecho, hoy más del 50% de los cursos que se ofrecen sobre educación financiera son tomados por mujeres.”
“Nuestra naturaleza es conservar y evitar a toda costa el riesgo que involucre el que podamos perder lo que ya tenemos, es un sentido de protección. Cuidamos los bienes y activos que están bajo nuestra responsabilidad, buscamos conservar y evitar el riesgo de la pérdida, y siempre buscaremos más y eso significa mayor rentabilidad, mayor cuidado. Cuando tenemos problemas inmediatamente buscamos cómo resolverlos, pedimos ayuda y guardamos una lealtad enorme a la institución que nos atienda y resuelva el problema, dice.
Gabriela Lozano, líder de los programas de sustentabilidad de EssilorLuxottica y experta en finanzas sostenibles, afirma que, el hecho de que la sociedad ha responsabilizado del manejo del hogar a las mujeres y de que rinda el gasto, nos hace estereotípicamente mejores administradoras. Sumado a esto está la responsabilidad del cuidado, lo que nos obliga a manejar bien no solo las finanzas, sino recursos como tiempo, ayuda, talento.
“Esto, junto con la tasa de padres ausentes y otros temas familiares, hacen que no sólo utilicemos los préstamos para mejorar nuestra calidad de vida, sino mantener un buen historial crediticio para poder seguir accediendo a estos recursos en el futuro”, afirma.
Según Lozano, las mujeres también solemos emprender en cosas menos arriesgadas y más pequeñas, lo que hace que nos sobre endeudemos menos y mantengamos nuestra capacidad de pago. Vamos creciendo con nuestras empresas, priorizando la estabilidad y el cumplimiento de obligaciones financieras”, dice.
Razones detrás del mejor desempeño de las mujeres en el pago de créditos
Fuente: mujeres.expansion.com