Domingo, 13 de octubre del 2024
El amor a primera vista suena como un mito ideal, en el que un simple cruce de miradas nos hace sentir la certeza de haber encontrado a nuestra otra mitad, pero ¿es realmente posible que esto suceda?
Contrario a lo que muchas veces vemos en la cultura popular como las películas románticas o las canciones de relaciones perfectas, el amor a primera vista no ocurre solo por el intercambio de miradas, pero sí se puede sentir una atracción fuerte por una persona mediante una aproximación sencilla, por ejemplo, con un breve intercambio de palabras. Y esto es lo que científicamente se podría conocer como amor a primera vista.
¿Qué pasa en el cerebro?
De acuerdo con la antropóloga y bióloga Helen Fisher, investigadora del comportamiento humano en la Universidad Rutgers, lo que conocemos como amor a primera vista sucede porque el cerebro activa de forma inmediata una reacción al estímulo de atracción que ocurre de forma tan rápida como lo hacen otras emociones como el miedo, en el que no necesariamente tiene que pasar mucho tiempo para que reaccionemos. Es decir, si tomamos como ejemplo la forma en que el cerebro reacciona ante una amenaza, provocando la activación de partes específicas del cuerpo como la reacción de moverse, podemos imaginar que algo similar ocurre como consecuencia del deseo y la atracción.
Pero eso sí, para que ese fenómeno se active, la persona debe coincidir con nuestra idea de lo que nos gusta, de forma consciente o inconsciente, así que no puedes enamorarte a primera vista de cualquier persona que cruce tu camino, pero sí podrás activar la reacción cerebral del amor con poco tiempo de convivir con alguien que cumpla con tus expectativas.
Por ejemplo, en una atracción inmediata, se activan los siguientes procesos:
Dopamina
Al ver a alguien que nos atrae físicamente, el cerebro libera grandes cantidades de dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer y la recompensa. Este aumento de dopamina puede hacernos sentir eufóricos y crear una sensación de bienestar, lo que a menudo se interpreta como amor a primera vista.
Corteza prefrontal
Esta parte del cerebro se encarga de procesar la toma de decisiones y el razonamiento. Aunque se podría esperar que racionalice la atracción y que se tome un tiempo para identificar si alguien es bueno para nosotros o no, en el amor a primera vista esta región a menudo queda dominada por las emociones y la química cerebral, lo que hace que las personas se dejen llevar por la "corazonada", más que por el análisis.
Oxitocina y vasopresina
Estos dos neuroquímicos juegan un papel fundamental en la formación de vínculos emocionales. Y es que la oxitocina, conocida como la hormona del amor porque fomenta la sensación de conexión, se activa junto con la vasopresina, que también está asociada con el comportamiento de apego, desde los primeros momentos de atracción.
Amígdala
Responsable de regular las emociones intensas, la amígdala también puede volverse menos activa durante estos primeros momentos de atracción. Esto explica por qué cuando estamos enamorados, incluso desde los primeros encuentros, podemos ignorar defectos o señales de advertencia sobre la otra persona.
Percepción visual
Además de lo que ocurre en el cerebro, es importante mencionar que el amor a primera vista se relaciona directamente con la percepción visual. De hecho, desde una perspectiva evolutiva, notar y sentirse atraído de inmediato por ciertos rasgos físicos puede haber sido beneficioso para la selección de pareja, ya que algunos indicadores como la simetría facial o la apariencia saludable pueden subconscientemente indicar buenos genes o salud reproductiva. Así que, con base en la biología, es más tu inconsciente que tu raciocinio quien dicta esa primera fuerza de atracción.
Experiencias pasadas
Más en línea con la antropología y la psicología, también se puede hablar de amor a primera vista a partir de las experiencias pasadas que una persona haya podido vivir y que le conduzcan a sentir atracción por determinado perfil de persona. Es decir, si tenemos una idea de lo que es una pareja ideal, ya sea por experiencias previas o por creencias sociales y culturales, cuando encontramos a alguien que se ajusta a ese ideal, el cerebro puede reaccionar rápidamente desencadenando esta sensación de amor instantáneo.