Viernes, 18 de octubre del 2024
Productividad es la palabra favorita en los trabajos, es lo que todas las personas que trabajan parecen estar buscando de una forma u otra, y lo que todos necesitamos para poder cumplir objetivos, superar metas y para no terminar el día con una lista de pendientes tan larga como cuando empezó.
El problema de la productividad es que a veces no la entendemos bien y llegamos a pensar que, para lograrla, lo que hay que hacer es trabajar hasta altas horas de la noche, sacrificar el tiempo libre, aceptar cada cosa que nos pidan en el trabajo y estar siempre ocupados, pero todo tipo de expertos dicen que esa es una receta para el desastre, y para el burnout.
James Clear, el autor detrás de los Hábitos Atómicos, dice que, si queremos ser realmente productivos, pero sin llegar a sacrificar nuestra felicidad, bienestar y sin convertirnos en esclavos del trabajo, existe una habilidad muy poderosa que hay que seguir.
Se trata de una habilidad que nos ayuda a encontrar un balance, que nos permite trabajar mejor, identificar prioridades, trabajar de forma más inteligente, y cuidar de nosotros mismos en el proceso.
La habilidad para aumentar la productividad sin sacrificar felicidad y bienestar
De acuerdo con Clear, la habilidad más importante para ser productivos es saber decir NO. Y no se trata de decir que no a todo y ya no hacer nada, sino saber identificar cuando puedes y quieres hacer una tarea, o cuando es mejor no colocarte una carga extra, una complicación o algo que va a entorpecer tu trabajo o actividades.
“Aceptamos muchas peticiones no porque queramos hacerlas, sino porque no queremos que nos consideren groseros, arrogantes o inútiles”, dice Clear en su blog.
Muchos hemos llegado a pensar que decir que si todo el tiempo y a todo es la clave para crecer en el trabajo, para quedar mejor con los demás, para avanzar y para volvernos indispensables, pero no vemos que eso es lo que nos puede estar dejando cada vez más fatigados, insatisfechos, frustrados y sin descansos o tiempos para desarrollar otros intereses.
Cuando aceptas todo, lo que pasa es que terminas abrumado y con una carga de trabajo que va a ser cada vez más difícil de manejar. Y cuando tienes un millón de tareas por hacer al día, hay menos probabilidad de que puedas terminar una o de que lo hagas bien.
“Decir no te ahorra tiempo en el futuro. Decir sí te cuesta tiempo en el futuro. El no es una forma de crédito de tiempo. Conservas la capacidad de utilizar tu tiempo futuro como quieras. El sí es una forma de deuda de tiempo. Tienes que devolver tu compromiso en algún momento. El no es una decisión. El sí es una responsabilidad”, dice el autor.
¿Y a qué cosas tenemos que decirles que no? De acuerdo con Clear, hay que decirle un rotundo No a cualquier cosa que no nos esté acercando a nuestras metas y objetivos.
Clear explica que se trata de saber decir que Si de una forma enfocada, considerando tus opciones, a dónde quieres llegar y qué es lo que aceptar una tarea, una propuesta o un camino puede hacer por tu crecimiento.
Y para decir No de manera inteligente y de una forma en la que exista un beneficio para ti, el experto dice que hay que considerar varias cosas. Primero, dice que hay que pensar en si elegirías eso que te están proponiendo si tuvieras que hacerlo en ese preciso momento, si valdría la pena dejar lo que estás haciendo para enfocarte en eso y si la propuesta te emociona lo suficiente, si esto no pasa, entonces la respuesta es no.
Fuente. gq.com