We Live in Time (o El tiempo que tenemos) es uno de los dramas románticos más comentados del año, en parte por ese país con un caballo de carrusel que terminó convertido en meme, y en parte porque cuenta con grandes actores y con una historia conmovedora sobre el amor, el tiempo, la pérdida y la fragilidad de las conexiones humanas.

Al igual que películas como Past Lives o Días Perfectos, El tiempo que tenemos es una historia sobre la vida cotidiana, sobre personas normales viviendo experiencias con las que todos podemos relacionarnos de una forma u otra, pero que se vuelven extraordinarias al jugar un papel clave en las vidas de los protagonistas, y al ser un reflejo del mundo real y de algunos de los retos que nos marcan.

Andrew Garfield y Florence Pugh interpretan a Tobías y Almut, dos extraños que se conocen por casualidad y que comienzan a construir una historia de amor que se extiende por diferentes momentos de su vida, donde deben lidiar con lo bueno, lo malo, lo complicado, con la paternidad y, más importante, con la realidad de que el tiempo es limitado y deben aprender a aprovecharlo.

Es una historia llena de emociones y sentimientos, que llevó al Pugh a decir que es uno de los puntos altos de su carrera, y a Garfield a entender muchas cosas sobre el tiempo, la vida y el amor.

Previo al estreno de la película en cines (el 31 de octubre), Andrew Garfield nos reveló algunos detalles sobre esta historia, su personaje y por qué quiso ser parte de este proyecto.

¿Quién es Tobías en El tiempo que tenemos y por qué querías interpretarlo?

“Es un hombre joven, que se acerca a la mediana edad, y que está pasando por una crisis porque acaba de pasar por un divorcio. Es un tipo que dibuja dentro de las líneas, que no quiere molestar a nadie y que no tiene mucho acceso a su propio desenfreno y su libertad, y el viaje por el que pasa en la película es hacia adentro de ese caos que es el amor, con una persona que es como un tornado, que es el personaje de Florence Pugh, Almut, que choca literalmente con su vida y lo desafía a arriesgarse a ser vulnerable y a perder algo que él ama y, con eso, es invitado a la fiesta que es la vida, a la posibilidad vivir y de experimentar lo profundo que puede ser el amor. Es hermosamente ordinario y extraordinario, la belleza de estos personajes es que somos todos nosotros y, al mismo tiempo, pasan por esas cosas por las que todos pasamos en silencio, en nuestras maneras pequeñamente enormes”.

“Yo nunca había interpretado a un personaje así antes, es muy interno, sutil y silencioso, y se sentía interesante y desafiante el ver que podría descubrir y con qué podría jugar con mucha más solidez interna y menos necesidad de atención y por ser el centro. Tobias tiene poder y fuerza, y queríamos honrar esos elementos que están mayormente ocultos, pero que aparecen cuando es necesario”.

“Yo he sido un fan de Nick Payne por mucho tiempo, como escritor y guionista, Constellations es una historia de amor particularmente amada, llena de neurosis y belleza, y leí esto y pensé que era una gran oportunidad para trabajar con temas e ideas tan profundos, con un storytelling con mucha sutileza. Me encantó el aspecto no linear del guion, que me pareció muy único e inspirador en cómo se relaciona con los temas, y con cómo el tiempo es algo tan visceral, que tenemos que apegarnos a él. Solo sabemos a ciencia cierta que nacemos y luego nos morimos, y mientras no reconozcamos ese destino al que todos vamos, el tiempo en el medio de estos dos puntos fijos que no son negociables, tiene menos significado, menos belleza, menos conciencia, y creo que Nick capturó esa conciencia en su escritura para esta película de una forma que es universal”.

¿Es una historia de amor?

“Todas las historias son historias de amor, pero esta se siente intencionalmente así. No es solo una historia de amor romántico entre un hombre y una mujer, es una historia de amor entre una hija y sus padres, los padres y su hija, y las repercusiones de lo que ese amor es y cómo permea y afecta todo. Cuando decimos historia de amor, hablamos de la fuente de la vida y la razón por la que todos estamos aquí”.

“Es una historia con la que todos pueden relacionarse, porque todos estamos avanzando al mismo destino y vamos a ver a las personas que amamos avanzar a ese mismo lugar, de no estar en este plano existencial en algún punto. Todos tienen creencias o experiencias que los asustan o los tranquilizan sobre ese final, pero creo que lo que esta película intenta alcanzar es mostrar la magia del amor en esta vida, de encontrar significado, de encontrar el destino, a las personas, los lugares y las cosas que nos anclan a esta existencia tan particular que todos estamos viviendo, y que nos conecta con todo. La lección es que, si quieres tener una vida que valga la pena vivir, vas a tener que dejar entrar tanto amor, y por lo tanto, tanta pérdida como venga con eso”.

Sobre trabajar con Florence Pugh y sus habilidades culinarias

“Cuando Florence expresó interés en ser parte del proyecto, ella era la persona perfecta para el papel. Yo he sido un gran fan de ella desde Lady Macbeth y Midsommar, y todo lo que ha hecho, creo que es uno de esos actores raros que podrías ver haciendo todo y tiene un carisma y un talento natural, es una artista nata, es muy sensible, responsiva, ágil con su vida emocional y con su intelecto, es muy brillante. Nunca sabes si va a funcionar, si te vas a llevar bien creativamente con una persona, pero, cuando eso empezó a revelarse de una forma muy positiva, fue como una felicidad en el set, porque teníamos la idea, la historia, un guion increíble, y luego Florence. En una escena muy compleja y muy emocional, y con mucha intimidad, que filmamos en un coche y es una escena clave para la historia, ella tenía un nivel de presencia mágico e incluso los operadores de cámara empezaron a llorar y tuvieron que irse por un momento, y después me dijo que seguramente no debió ser disfrutable hacer una escena tan dura y emocional, pero amé que sí lo fue, que fue catártico y seguro, fue seguro ir ahí por la confianza que teníamos el uno en el otro, y en el crew”.

Pugh interpreta a Almut, quien es una chef, en la película, pero también ha mostrado sus habilidades culinarias en el mundo real.

“Florence es una cocinera fantástica y es parte de su historia familiar y de su pasión, muchas personas lo saben porque tiene su show Cooking with Flo. Ella ama eso y es una de esas personas que logran hacer cosas de manera magistral con lo que sea que tenga en el refrigerador. Ella hace comida llena de amor y es muy cool, aunque a veces no es muy cuidadosa con sus movimientos con cuchillos, pero creo que muchos chefs comparten eso y está en buena compañía”.

¿Cuál es su visión del tiempo?

“Este tema de lo corto y sagrado que es el tiempo que tenemos vivos y juntos, es un regalo. Si nos permitimos experimentar el misterio de esto, podemos tener una vida llena de asombro y de momentos para maravillarnos, para encontrar la belleza más salvaje y extraña, y creo que esta película está, en parte, tratando de despertarnos para recordar eso, que estamos en un milagro que sucede frente a nuestros ojos. Es fácil olvidarnos de eso, para ser buenos consumidores y buenos miembros de una sociedad, estar despiertos es una amenaza, porque las personas lo arriesgarían todo, pero muchas personas ya lo hacen y hay que agradecer eso”.

Fuente. gq.com