Lunes, 11 de noviembre del 2024
Bautizado como “ansiedad del atardecer”, este fenómeno está ganando visibilidad en las redes sociales, sobre todo en Reddit, donde muchos usuarios comparten su malestar diario generado por la desaparición gradual de la luz del sol conforme llega la noche.
Y es que para muchas personas, el atardecer es un momento de calma y poesía, cuando las sombras del cielo se transforman en un espectáculo relajante. Sin embargo, para otros, esta transición de la luz a la oscuridad despierta emociones mucho menos agradables: ansiedad, melancolía, incluso un sentimiento de pérdida inexplicable.
Aunque no está reconocido oficialmente por las instituciones de salud, este estado de ánimo tiene mucho en común con padecimientos mejor documentados, como el “síndrome del ocaso (sundowning)”, estudiado sobre todo entre adultos mayores hospitalizados.
Un usuario de Reddit comenta: “Últimamente me he dado cuenta de que me da mucho miedo cuando se pone el sol y oscurece afuera. Me siento perfectamente bien durante el día, pero cuando la luz empieza a desaparecer me entra un poco de pánico”.
¿Qué es la “ansiedad del atardecer”?
La ansiedad del atardecer no es un diagnóstico médico oficial, pero forma parte de una realidad que experimentan muchas personas. Como muestra un estudio de 2017 publicado en Dementia & Neuropsychologia, el síndrome del ocaso, que suele observarse en adultos mayores hospitalizados, se caracteriza por un aumento de la agitación, la confusión y la ansiedad al final del día.
Aunque las causas y las manifestaciones son diferentes, existen paralelismos: la ansiedad del atardecer se caracteriza por un incremento de los sentimientos de preocupación, tristeza o pesar a medida que el día se desvanece. Esta ansiedad también parece reflejar una forma de “miedo a perder el control” sobre el propio día, con una sensación de que el tiempo se acaba, de tareas sin terminar y de anticipación de obligaciones futuras.
¿Por qué este momento del día en particular?
Diversos factores psicológicos y fisiológicos contribuyen a este fenómeno. La transición a la noche simboliza un final: el término de la productividad, de la luz, de un tiempo en el que todo es aún posible. Esta idea desencadena ansiedad sobre si vamos a alcanzar o no nuestros objetivos diarios. Es más, ciertos patrones de ansiedad, como la culpa de la productividad, alimentan este malestar. Cuando te crees que eres incapaz de alcanzar tus objetivos, es posible que te sientas inadecuado y culpable, una presión acentuada por el ritmo de vida moderno, que valora la productividad a toda costa.
Los cronotipos, es decir, nuestros ritmos biológicos, también pueden influir. Las investigaciones han demostrado que la gente con un cronotipo “nocturno” es más propensa a sentir un aumento de la ansiedad al final del día, a diferencia de las “personas matutinas”, que están más activas y serenas en la primera mitad del día. Para muchos, el anochecer es también el momento en que la mente empieza a calmarse, dando paso a los pensamientos reprimidos a lo largo de la jornada. Es entonces cuando surge la famosa “ansiedad anticipatoria”, que crea tensión ante las obligaciones del día siguiente.
¿Cómo disminuir la ansiedad del atardecer?
Hay una serie de estrategias que te ayudarán a que la transición del día a la noche sea un poco más fácil. He aquí algunos enfoques de eficacia comprobada:
1. Establece una rutina para el final del día: Crear un ritual regular alrededor de la puesta de sol, ya sea tomarse unos minutos para respirar, dar un paseo o anotar los pensamientos en un diario, contribuye a reducir el estrés asociado a este momento. Esta rutina ayuda a la mente a reconocer el final del día, permitiendo una transición más suave hacia la noche.
2. Evita la presión por ser productivo: Una de las mejores formas de combatir el “sentimiento de culpa por la productividad” es aprender a relativizar nuestras expectativas de rendimiento diario. Aceptar que no podemos hacerlo todo y concentrarnos en lo esencial sirve para aliviar la sensación de “no haber hecho lo suficiente”.
3. Cuida de ti mismo a lo largo del día: la ansiedad del atardecer suele agravarse por la falta de conexión humana o de momentos de relajación. Tomarse descansos para conectar contigo mismo o con los demás, aunque sea en pequeñas formas, como salir a respirar aire fresco o hablar con alguien cercano, marca una gran diferencia al final del día.
4. Adopta prácticas de atención plena: la meditación, los ejercicios de respiración e incluso el simple hecho de tomarte un descanso consciente te ayudan a afrontar el final del día con menos aprensión. Se trata de volver a concentrarte para liberar la tensión acumulada, un ejercicio que con el tiempo puede volverse una práctica natural.
5. No dudes en consultar a un profesional: Si esta ansiedad empieza a tener un impacto significativo en tu calidad de vida, quizá sea buena idea que consultes a un profesional de la salud mental. La terapia cognitivo-conductual (TCC) o las sesiones con un psicólogo pueden proporcionarte herramientas para comprender y gestionar mejor estos momentos difíciles.
Un atardecer más ligero, una noche más tranquila
La “ansiedad del atardecer” nos recuerda que el ocaso suele ser un espejo de nuestras angustias internas, un momento de reflexión en el que resurgen nuestras inseguridades.
Pero aprendiendo a domar estas emociones, es posible dar a este momento del día la serenidad que se merece. Porque aunque las puestas de sol despierten en nosotros cierta melancolía, siguen siendo ante todo un espectáculo de belleza que es posible volver a aprender a apreciar.
Al final, la ansiedad del atardecer no tiene por qué ser inevitable. Con un poco de amabilidad hacia nosotros mismos, todos podemos aspirar a ocasos tranquilos, el preludio de una noche en la que la mente encuentre por fin su descanso.
Fuente. gq.com