Cómo leer más libros (y disfrutarlos de verdad)

Domingo, 9 de febrero del 2025

Mes a mes, te sigues preguntando cómo leer más libros y cumplir finalmente esa antigua meta recurrente en tu lista. Déjame decirte que yo leí 48 libros el año pasado. Según la mayoría de las estadísticas, eso me convierte en un bicho raro: de acuerdo con YouGov, solo alrededor del 7% de los adultos de Reino Unido, por ejemplo, igualaron o superaron esa cifra. Yo también lo considero un poco raro, dado que suelo tener una lectura promedio anual de unos 30 títulos.

 

No me interesa mucho pensar qué más pude haber hecho con ese tiempo: aprender a conducir, tal vez, antes de que mi licencia de manejo provisional caducara finalmente el mes pasado, una década después de obtenerla. Juzgar a un lector simplemente por el número de libros leídos no tiene sentido: no dice nada sobre la extensión de los mismos o sobre el modo en que te involucraste con ellos.


Sin embargo, averiguar cómo leer más libros es un objetivo perpetuo para muchos de nosotros, desde los individuos demasiado acérrimos a la lectura como yo hasta los desertores que sienten una punzante vergüenza cuando contemplan sus mesas de noche libres de ejemplares de la literatura.

También es una cuestión muy delicada. Con los smartphones supuestamente pulverizando nuestras mentes hasta convertirlas en una pasta fina, y que “brain rot (deterioro mental)” fue la palabra de 2024 para el Diccionario Oxford, la lectura se presenta como un antídoto. Descubre cómo leer más libros, sobre todo más bibliografía “buena”, como literatura clásica y no ficción perspicaz –como los libros sobre longevidad que te ayudarán a vivir más–, y tu capacidad de atención se reconstruirá mágicamente, ¿verdad? Pues no. Sin embargo hay formas eficaces de leer más –y poniendo más atención–, y de acabar con la ansiedad que suele rodear a los textos largos y densos.


Recomendaciones para leer más


El ruido puede ser una distracción importante para los lectores, afirma Henry Oliver, autor del libro Substack The Common Reader. Confía en los auriculares con cancelación de ruido, que le ayudan a convertir los tiempos muertos en oportunidades de lectura. “Fui a Edimburgo la semana pasada”, comparte, “y en mis diversos periodos en el aeropuerto, leí 200 o 300 páginas de Guerra y paz”. Oliver no lleva la cuenta de cuántos libros lee al año, pero no te sorprenderá saber que son “docenas y docenas”; sin duda, asegura, por menos 100 el año pasado.


Oscar Almonte-Espinal, trabajador de una biblioteca de Filadelfia (EE UU) e instagrammer de libros, está intentando salir de un estancamiento en la lectura. Su idea de sentirse estancado es, todo sea dicho, leer 60 libros en 2024 en lugar de 130 en 2023. Sin embargo, el cambio de trabajo alteró su rutina. Para retomar el ritmo, procura llevar siempre unos cuantos libros en el bolso como recordatorio físico de que debe leer y, como es una persona madrugadora, levantarse una o dos horas antes para leer algunas páginas.

“Propicio el ambiente”, destaca. “Agarro mi manta y tengo un vaso de agua que relleno constantemente”.


Muchos de nosotros –yo incluido– no somos personas madrugadoras, o tenemos obligaciones –familia, trabajo y demás– que hacen imposible ese hábito. La cuestión es encontrar el mejor momento del día o de la semana para establecer el tiempo de lectura como algo innegociable, igual que ir al gimnasio. ¿No sueles hacer nada mejor con tus tardes de domingo que mirar despreocupadamente Instagram mientras esperas a que llegue el lunes? Si es así, probablemente sea preferible un par de horas con un libro y una bebida caliente/alcohólica de tu elección. O lee durante la hora de la comida, o mientras vas al trabajo. He descubierto que leer de camino a casa desde la oficina, por ejemplo, sirve como una señal de que mi obligación de estar mirando fijamente una pantalla terminó por ese día.


En relación con esto, seguramente no vas a leer si miras el teléfono en lugar de un libro. Si, cuando tienes ambos objetos delante, el smartphone gana, asegúrate de que no está frente a ti: ponlo en un cajón o en otra habitación. Incluso podrías solicitarle a tu roomie o a un familiar que lo esconda, si tus síntomas de abstinencia de Instagram son particularmente agudos.


Otra idea, señala el youtuber de libros Eric Karl Anderson –leyó 110 libros en 2024–, es recurrir a los audiolibros, sobre todo cuando un título se basa más en la trama que en la prosa. Los audiolibros son actualmente el soundtrack de sus paseos y de tareas mundanas como lavar la ropa; cuando piensa leer un libro especialmente largo, le “motiva” combinar las versiones física y de audiolibro, pasando a esta última cuando está fuera de casa en lugar de cargar con un tomo enorme. Aunque, también para ahorrar algo de espacio, te recomendamos optar por el formato digital de tu título favorito y que podrás leer en alguno de los mejores e-readers para comprar en 2025.


Los lectores empedernidos, o incluso los no tan apasionados, a veces se ven acosados por una preocupación existencial: ¿Qué sentido tiene? De todos modos, voy a olvidar todo lo que he leído. Yo también lo he sentido. Así que, a principios de 2023, decidí empezar por fin a garabatear en las hermosas páginas azules de una libreta Smythson que mis padres me compraron años atrás. Por cada libro que leo, apunto algunas notas: sobre el estilo de una novela, por ejemplo, o anécdotas de biografías.


Anderson hace lo mismo, y lo recomienda como forma de leer de un modo más activo y atento. “Así es como empecé a escribir blogs sobre libros”, cuenta. “Literalmente, quería recordar lo que leía”. Estas notas no tienen por qué ser particularmente perspicaces. La mayoría de las mías terminan con signos de interrogación, porque soy consciente, mientras las escribo, de que bien podrían ser basura. Pero incluso haciendo lo mínimo imprescindible –llevar una lista en el teléfono de lo que has leído en un año– evitarás –o al menos retrasarás– que todas esas palabras se escapen de tu cerebro.


La lectura como pasatiempo, no como obligación

Un contrapunto: no te obsesiones tanto con entenderlo todo, ya sea en una gran novela victoriana o en una obra complicada de no ficción, al grado de que te atasques sin remedio en los tramos más complicados. La solución, comenta Oliver, es leer como un niño. “Es posible que el 20% [de un libro] les resulte un poco confuso, que no lo entiendan del todo, pero siguen leyendo. Y en general, lo entienden”. Si tomas El Gran Gatsby, dice, “habrá algunas frases que signifiquen menos para ti que otras. No pasa nada”. Simplemente léelo hasta el final, y no te preocupes de qué trata la famosa “luz verde” de la novela hasta que termine.


También es posible que no sepas qué leer –te sugerimos: los mejores libros para cuidar tu cuerpo–. Para alguien “que quiere volver a leer”, indica Anderson, piensa en un libro que te haya gustado mucho en el pasado, luego busca en internet y observa con qué otros libros se le menciona en relación. Si quieres leer títulos más antiguos, busca quién influyó en tus escritores modernos favoritos, dice Oliver. Después, mira quién influyó en ellos, y así sucesivamente: te ayudará gradualmente a “aclimatarte” a estilos de escritura más viejos. Puedes seguir a influencers y creadores de contenidos de literatura; puedes unirte a un club de lectura para vivir una experiencia social que añada presión para leer algo antes de una fecha determinada. La buena noticia: se hace más fácil. Cuanto más leas, más sabrás lo que te gusta. Y si no te gusta un libro, déjalo.


Porque, desde luego, la forma más eficaz de leer más es divertirte mientras lo haces. Parece una obviedad a gritos, pero al situar la lectura como un tipo de consumo de contenidos “bueno”, en contraposición al scrolling de mente pasiva, también la manchamos con un aura de virtud engreída. Oliver detesta la actitud moralizante y esnob que equipara la lectura de ciertos libros con convertirse en una mejor persona. “No estás en la escuela”, destaca. “El corazón pide [primero] placer, y si se lo niegas, no obtendrás ninguno de los demás beneficios [de leer]”.

 

Convertir las obras clásicas de la literatura en deberes glorificados también hace que parezcan mucho menos accesibles de lo que en realidad son. “Jane Austen y Charles Dickens utilizan las mismas palabras que tú”, añade Oliver. “Sus frases son un poco más extensas y a veces un poco más complicadas, pero no son mucho más largas”. Todos llevamos una vida ajetreada y plagada de distracciones, pero poner demasiado énfasis en esto quizá te lleve a subestimar tus capacidades. Existen técnicas y principios útiles que te ayudarán a leer más, pero en última instancia, la voluntad tiene que estar ahí. “Si quieres hacerlo, hazlo”, resalta Oliver. “Sinceramente, leer a Tolstoi será una de las mejores cosas que te pasen”. A mí me ocurre lo mismo con muchos de los autores que he leído. Elige lo que te parezca alegre, perspicaz e inspirador, y será difícil que te equivoques.

 

 

 

Fuente. gq.com

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