El día que Lady Di deslumbró en Cannes con su look más inolvidable
Martes, 13 de mayo del 2025
Aquella noche, la princesa Diana deslumbró como nunca antes, enfundada en un vestido que hoy es leyenda: un diseño vaporoso azul celeste de Catherine Walker, su modista de cabecera y aliada silenciosa en su evolución como ícono de estilo. Y si bien fue su primera y única aparición en Cannes, con ello bastó para que su look se convirtiera en una leyenda de la moda.
La princesa llegó al brazo del príncipe Carlos, con quien aún estaba casada en ese entonces. Pero todas las miradas estaban sobre ella. Su vestido azul de chifón plisado, de inspiración griega, con escote palabra de honor y una estola del mismo tono, evocaba el aura de una diosa del cine clásico.
Para complementar su atuendo, Lady Di llevó de joyas unos pendientes de perlas y diamantes y un collar de gargantilla con zafiros. Unos accesorios que no hacían más que coronar un look etéreo, digno de un cuento de hadas.
Pero en realidad, Diana no era una princesa esperando ser rescatada. En ese momento ya había comenzado a marcar sus propias reglas: ya se había convertido en madre de los príncipes William y Harry, enfrentaba tensiones dentro de la Familia Real Británica y buscaba con creciente seguridad su propia voz. Sin embargo, su presencia en Cannes se convirtió en una declaración silenciosa de independencia.
Aunque se encontraba rodeada de estrellas internacionales del cine, Lady Di se robó completamente el protagonismo durante el festival de Cannes. No era actriz, no venía a presentar una película, ni siquiera a entregar un premio. Pero su sola presencia se convirtió en el evento principal y las cámaras la siguieron como a la gran estrella que era.
El vestido azul de Catherine Walker se convirtió en uno de los más recordados del vestuario de Diana de Gales y ha sido reinterpretado por diseñadores, recordado por coleccionistas y celebrado por expertos de moda durante décadas. Incluso el cine ha querido rendirle homenaje: en la película Spencer, Kristen Stewart lo luce en una escena onírica que resume a la perfección la dualidad entre el mito y la mujer real.
Así, aquel look no solo marcó un antes y un después en el estilo de la princesa Diana, sino que también reflejó su evolución personal. En una alfombra roja dominada por el brillo del cine, ella llegó como una royal… y se fue convertida en ícono de estilo global.
Porque ese día en Cannes no fue simplemente el de un vestido inolvidable. Fue el día en que Lady Di brilló con luz propia, más allá del protocolo, de los flashes y de los cuentos de hadas. Fue el día en que la moda se convirtió en su forma más poderosa de expresión.
Fuente: vanidades.com