Four Seasons Hotel Madrid: Un susurro de lujo en la capital española

Lunes, 26 de mayo del 2025

Four Seasons Hotel Madrid es un santuario urbano que transforma una simple estancia en un viaje sensorial de altura.

Confieso que he llegado a Madrid en más de una ocasión. A veces con prisa, otras con tiempo suficiente y unas más con la única intención de perderme entre su historia y sus calles. Pero esta vez decidí regalarme algo distinto: no correr, no empaparme del bullicio sin medida, sino entregarme al latir de la capital ibérica desde un refugio sereno y sofisticado, como lo es el Four Seasons Hotel Madrid.

 

 

Desde que crucé la puerta giratoria de la calle de Sevilla, supe que algo distinto estaba por suceder. No era únicamente la elegancia del entorno que me rodeaba, la amabilidad del guardia que me ayudó a bajar del Uber o la cálida sonrisa de quien me recibió en recepción. Era la atmósfera: un equilibrio sutil entre lo grandioso y lo íntimo. El antiguo edificio de La Equitativa, que hoy forma el corazón del hotel, guarda secretos en cada rincón. Y es que aquí la historia no es un telón de fondo, sino la verdadera protagonista.

 

Donde el lujo se vive

Tras los debidos trámites que todos hacemos al llegar a un hotel, me acompañaron a mi habitación, instalada en la segunda planta. “Es un camino largo, pero créame que vale la pena”, me dijo la persona que me guió directo a mi cuarto. Finalmente llegué. La habitación —un dúplex de dos niveles— me dejó sin palabras apenas crucé el umbral. La planta baja fluía con amplitud: sala, escritorio, ventanales generosos que abrían la vista a uno de los íconos más entrañables de Madrid, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y balcones desde donde podía apreciarse a unos metros el Oso y el Madroño, el emblema de Madrid, custodiando la Puerta del Sol como si el tiempo no hubiera pasado. En el nivel superior, un clóset amplísimo, la cama y dos baños, uno con una tina blanca que se ofrecía silenciosa, perfecta para terminar las tardes. Era una habitación diseñada no únicamente para descansar, sino para habitarla con placer, como si fuese un destino en sí misma.

 

Desde aquí, Madrid se desplegaba como un escenario listo para ser explorado. A pie, me lancé a redescubrir algunos de sus íconos: la Gran Vía vibrante, el Parque del Retiro con su estanque de espejos, el Museo del Prado y sus luces tenues, el Reina Sofía donde Guernica grita en silencio, la Puerta del Sol que siempre observa el latir de la ciudad… Todo estaba al alcance. Y sin embargo, cada regreso al hotel era como volver a una versión más reposada de Madrid.

Si algo distingue al Four Seasons Hotel Madrid —más allá de su diseño, su historia o sus comodidades— es el arte sutil de la hospitalidad. Desde el primer saludo, todo el personal parece poseer un sexto sentido: ese que les permite anticiparse. El concierge no solo recomienda restaurantes o espectáculos: escucha, comprende, sugiere con precisión quirúrgica y entusiasmo genuino. Fue el propio concierge quien una noche me recomendó visitar La abacería del príncipe, un sitio enclavado a unos cuantos metros donde se degusta verdadera comida española. Esa calidad humana convierte la estancia en algo profundamente memorable. Razón suficiente para posicionarse como uno de los mejores hoteles del mundo en 2023. 

Caminar por los pasillos del hotel es un recorrido por el arte, pero también por la identidad cultural de Madrid. Más de 1,500 obras —esculturas, fotografías, pinturas— se integran con naturalidad en la arquitectura restaurada. Algunas dialogan con el pasado, como las figuras de escayola botánica inspiradas en el arte clásico y realizadas en colaboración con el Museo Thyssen y la Real Academia de Bellas Artes. Otras, como la impactante pieza de KAWS en el lobby, proyectan un futuro vibrante y urbano.

 

Madrid desde la gastronomía y el wellness

Por supuesto que en un lugar de este nivel la gastronomía ocupa un lugar preponderante. En Dani Brasserie, el restaurante del rooftop liderado por el chef Dani García, cada plato es una geografía de sabores. Desde la ensaladilla rusa coronada con caviar hasta los delicados platos de pescado, todo está hecho para honrar la tradición mediterránea con mirada cosmopolita. Y ni qué decir del desayuno buffet, donde prácticamente cada bocado es un abrazo al paladar. La vista desde la terraza es otro banquete: cúpulas, tejados, campanarios. Aquí, entre platillos, conversaciones y drinks, el día se despide con un dorado lento que lo envuelve todo.
 
Una de esas noches, después de recorrer varios rincones de Madrid, dejé que el cansancio guiara mis pasos y me entregué temprano a la mesa de ISA, ese refugio donde cada plato es un viaje de contrastes. Se trata de una cocina asiática de autor, atrevida y elegante, que viaja de la calle a la alta gastronomía con temakis, nigiris y rolls reinventados. Su coctelería, a cargo de Miguel Pérez, me llevó a confirmar que la mixología también es un arte.
 
 
 

Para el Four Seasons Hotel Madrid, el cuerpo es un verdadero templo. Por ello pone principal atención al tema del wellness. El spa del hotel —el más grande de la ciudad— es una muestra de ello y una obra de arquitectura sensorial. Aquí, cada masaje está pensado para aliviar y reconectar. Las mañanas las comenzaba en el gym, que se encuentra justo arriba del spa y que cuenta con todo lo necesario para no descuidar el camino fitness. Descubrí también las clases de cycling en la terraza, una experiencia intensa y musical que fusiona el fitness con el ritmo y el aire libre. El broche final fue la piscina interior en el último nivel: un espacio bañado de luz natural, con vista al cielo de Madrid.

Four Seasons Hotel Madrid no es un punto de llegada, sino de partida. Desde su ubicación, es fácil sumergirse en experiencias únicas, como el Barrio de las Letras, cuyas calles empedradas y llenas de historia cautivan a los visitantes; o la Galería Canalejas, donde encuentras boutiques de firmas exclusivas internacionales.

Antes de marcharme, pasé un largo rato junto al ventanal de mi habitación, observando cómo el Oso y el Madroño resisten impasibles el paso de los siglos. Afuera, la ciudad seguía su curso. Adentro, todo era silencio, luz y un perfume que ya asociaré para siempre con esta experiencia. Me despedí sin urgencia, sabiendo que hay lugares a los que uno siempre quiere volver, tal y como ocurre con el Four Seasons Hotel Madrid.

 

 

 

Fuente: gq.com

Llámanos 444833 69 19 visítanos en Julián Carrillo 120 Col. Del Valle | Contacto
© 2025 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS | POLÍTICAS DE PRIVACIDAD Y AVISO DE PRIVACIDAD INTEGRAL

"Este sitio web y sus páginas, son propiedad de Asesoria Potosina a la Publicidad S.C. Parte del contenido que aparece en él, incluyendo algunos textos, gráficos, datos, imágenes fotográficas, imágenes en movimiento, sonido, ilustraciones, software y la selección y disposición de los mismos, son propiedad de Asesoria Potosina a la Publicidad, S.C., de sus colaboradores, reporteros, editorialistas, periodistas, articulistas, participantes, fotógrafos y anunciantes, además algunos contenidos están sujetos a Derechos de Autor y/o Marcas Registradas; por lo que está prohibida la reproducción total o parcial de su contenido, sin el consentimiento de sus titulares. El punto de vista, de los colaboradores, reporteros, editorialistas, periodistas, articulistas, participantes, fotógrafos y anunciantes, no representan ni reflejan necesariamente el punto de vista de la empresa indicada, el cual es de la estricta responsabilidad de cada uno de ellos."