Martes, 17 de junio del 2025
¿Alguna vez has visto a alguien paseando a su perro y pensado que, de alguna manera, se parecen? Más allá de ser una observación graciosa o casual, la ciencia ahora confirma que hay algo de verdad en esa impresión.
Un nuevo estudio publicado en The Conversation por la psicóloga japonesa Sadahiko Nakajima confirma que, efectivamente, las personas tienden a parecerse a sus mascotas, especialmente cuando se trata de perros.
La ciencia lo respalda
Nakajima, profesora en la Universidad Kwansei Gakuin, lleva años estudiando la relación entre humanos y sus mascotas. Su investigación más reciente se enfocó en probar si realmente es posible emparejar correctamente a un perro con su dueño solo observando sus rostros. Para ello, se mostró a los participantes una serie de fotografías con caras de personas y perros mezclados al azar, y se les pidió que formaran las parejas correctas.
Los resultados fueron sorprendentes: la mayoría de los participantes tuvo un porcentaje de aciertos significativamente mayor al que se esperaría por azar. Esto demuestra que las personas pueden identificar intuitivamente qué perro pertenece a qué persona, lo que sugiere que efectivamente hay una semejanza perceptible entre ambos.
La clave está en los ojos
Uno de los hallazgos más interesantes del estudio es que los ojos parecen ser el elemento más importante en esta conexión. Cuando los investigadores cubrían los ojos en las fotografías, ya sea de los perros o de los humanos, los aciertos caían drásticamente. Es decir, los ojos juegan un papel esencial en la percepción del parecido.
Según Nakajima, esto se debe a que los ojos son una fuente clave de información emocional. A través de ellos, tanto humanos como perros expresan emociones, intenciones y rasgos de personalidad. Esta conexión visual podría reforzar la idea de que los perros y sus dueños se parecen más de lo que creemos.
La explicación más aceptada es la llamada “selección asortativa”. Este término se refiere a la tendencia de las personas a elegir, de forma consciente o inconsciente, aquello que les resulta familiar.
En el caso de las mascotas, es común que los dueños elijan perros con rasgos físicos similares a los suyos, o cuya energía, comportamiento y expresividad reflejen su propia personalidad.
Además, quienes adoptan a sus perros desde cachorros y pasan muchos años con ellos tienden a desarrollar una conexión más profunda. Esa convivencia prolongada puede generar similitudes en gestos, ritmo de vida e incluso en el estado de ánimo.
Más que una mascota, un reflejo
Al final, parecerse a tu perro no es sólo una coincidencia divertida: es un reflejo de la relación que construyes con él. Si tu perro se parece a ti, quizá es porque, en cierto modo, también comparte una parte de tu mundo interior.
Fuente: unotv.com