Sábado, 5 de julio del 2025
Su valor radica en que es la fuente principal de vitamina D, uno de los nutrientes indispensables para el bienestar que interviene en múltiples funciones tanto físcas como mentales. Sin embargo, la exposición prolongada al sol puede ser muy perjudicial para la salud, por lo que es importante entender su relación con el cuerpo y así dosificarla de manera adecuada.
¿Qué le pasa a mi cuerpo si tomo el sol por 15 minutos al día?
La producción de vitamina D comienza en el momento en que la luz solar entra en contacto con la piel, pero de acuerdo con sus características la absorción será más o menos rápida y vulnerable. Es decir, mientras más claro es el tono de piel, menor melanina contiene, y dado que este pigmento se encarga de bloquear naturalmente el sol, tardará menos tiempo en absorber la sustancia, pero quedará más propensa a sufrir daños cutáneos. También intervienen las restricciones específicas de cada organismo, pues, por ejemplo, hay algunos que son intolerantes al sol en cierto grado o completamente.
Por ello, la recomendación general de los expertos es limitar los baños de sol a uno por día de 10 a 15 minutos entre las 10:00 y las 16:00 horas, aunque las personas con más melanina pueden extenderse hasta los 45 minutos. Dado que el efecto es focal, es posible aumentar la producción de vitamina D si descubres más zonas del cuerpo, especialmente las extremidades. Pero exponer el dorso de las manos, los brazos y la cara es suficiente.
¿Cuáles son los beneficios de la vitamina D para la salud?
- Fortelece tus huesos y músculos.
Como todo en el cuerpo es trabajo en equipo, necesitamos vitamina D para que otros sistemas funcionen: el muscular y el ósea, pues permite la absorción de calcio y fosfato mediante los alimentos.
- Recargas energía.
Lograr un descanso reparador depende tanto de la higiene del sueño como del mantenimiento del ritmo circadiano, pues este regula los patrones de periodos activos y de descanso de manera automática.
- Mejora tu estado de ánimo.
Tomar el sol es una de las formas más fáciles de producir dos hormonas de la felicidad: serotonina y enfordinas. Como su apodo lo indica, tener ambas sustancias en niveles estables mejora el estado anímico, facilitando la serenidad y concentración. Además, previene el desarrollo de problemas de salud mental, como el trastorno afectivo estacional causado por el clima nublado y frío, y estragos neurodegenerativos, como la demencia.
Fuente: glamour.mx