Viernes, 1 de agosto del 2025
Cuando piensas en snacks energéticos que puedas llevar en la mochila del gimnasio o comer después de una buena sesión de pesas, probablemente no se te viene a la cabeza una palanqueta. Ese clásico dulce mexicano hecho de cacahuates y caramelo es más común en tianguis o fondas que en el pasillo fitness de tu tienda de suplementos.
La doble cara de la palanqueta
La palanqueta tradicional está hecha con cacahuates, una leguminosa poderosa que ofrece grasas saludables, proteínas, fibra y micronutrientes como magnesio, potasio y fósforo.
Este perfil nutricional convierte a los cacahuates en una excelente fuente de energía para quienes entrenan con regularidad. Su aporte de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas favorece la salud cardiovascular y ayuda a mantener niveles de colesterol en equilibrio. Además, son densos en calorías, lo que los convierte en un combustible ideal para ejercicios de resistencia o rutinas de fuerza.
Sin embargo, la palanqueta también tiene su lado oscuro: el caramelo. Este se elabora con azúcar refinada que, si bien le da ese sabor adictivo y textura pegajosa, dispara el índice glucémico y puede generar picos de insulina no deseados. Una sola porción puede aportar más azúcar de la que necesitas en todo un día.
¿Entonces, hay forma de comerla sin sabotear tu progreso?
Sí, la clave está en el contexto, la cantidad y la calidad del producto que eliges. Como snack ocasional, sobre todo en días de entrenamiento pesado, la palanqueta puede ayudarte a reponer energía rápidamente. Su combinación de grasas y carbohidratos simples es ideal para consumir justo después de una sesión intensa, donde el cuerpo necesita reabastecer glucógeno muscular y comenzar la recuperación.
Además, su contenido en proteína vegetal puede complementar el proceso anabólico cuando se acompaña de una fuente completa de proteína, como un batido de suero de leche. Y si eliges una palanqueta casera o artesanal, hecha con miel o azúcar moreno, con una mayor proporción de frutos secos y sin aditivos industriales, el beneficio es aún mayor.
Fuente: esquirelat.com