Martes, 15 de enero del 2019
Si bien los estilos de yoga más exigentes son los que te harán bajar de peso más rápido, puedes alcanzar resultados con una práctica fácil, si mantienes la constancia. ¿Cómo?
Si bien la explicación más obvia viene de la mano de las calorías quemadas en cada sesión, especialmente si se trata de estilos vigorosos de yoga, como ashtanga yoga o power yoga, hay otras razones por las que el yoga puede ayudarte a adelgazar y que no tienes en cuenta.
Tu cuerpo es una máquina evolucionada, hecha para enfrentar o evadir el peligro, y aún hoy día, aunque no tiene que luchar a través de tantas amenazas, activa una respuesta de alerta ante situaciones desafiantes. En un entorno primitivo, las hormonas liberadas durante una situación de estrés permitían acumular grasa corporal, que serviría de reserva para épocas de menos acceso a los alimentos. Pero ahora, cuando te encuentras en situación tras situación demandante y tus glándulas suprarrenales siguen liberando cortisol, además de querer lanzarte ante la comida más engordante que encuentres, tu cuerpo hace reservas, aunque no las necesites.
El yoga es una de las terapias contra el estrés más reconocidas en todo el mundo. Lo que hace, básicamente, es entrenar a tu cuerpo para relajarse y estar en el momento presente. Las preocupaciones se ponen más en perspectiva durante una clase de yoga. Este espacio te permite liberarte, por un momento, de esa mochila que llevas a tu espalda todo el tiempo sin darte cuenta. Estos momentos de tranquilidad también pueden traducirse en kilos perdidos.
¿Cuál es la mejor consecuencia de la reducción del estrés? Por supuesto, poder llegar a apoyar la cabeza en la almohada y quedarnos dormidas casi instantáneamente. Reducir el estrés nos ayuda a descansar de manera más profunda y a sentir que tenemos toda la energía al levantarnos por la mañana. Muy útil, pero ¿cómo influye esto en la pérdida de peso?
La falta de sueño ha estado asociada, mediante numerosos estudios científicos sobre el tema, con una dificultad para perder peso, según Healthline. Uno de los más recientes, publicado en febrero de 2018, concluyó, de una muestra pequeña de personas, que aquellas que dormían mal o pocas horas un promedio de cinco veces por semana tenían más dificultades para quemar grasa. Tanto el grupo de participantes que dormía más de 8 horas como el que dormía menos estaban en una dieta que reducía el consumo calórico en un 95 %. Tan efectivo como esto pueda sonar, quienes dormían menos perdieron mucho menos peso durante el régimen.
Decir adiós a lo que más nos gusta, aunque sea por un tiempo, nos duele a todas. O, al menos, eso es lo que parece al principio. Cuanto más te adentras en la práctica del yoga, más te das cuenta de tus hábitos alimenticios y de qué acciones deberías tomar para cambiarlos. Con el tiempo, eres más consciente de las reacciones de tu cuerpo a determinados alimentos.
El yoga te enseña a dejar ir todo lo que te hace mal. Eso incluye ciertos hábitos alimenticios. La comida, muchas veces, sirve de sustento emocional. El yoga te enseñará que tú no eres tus emociones, y que no siempre debes actuar arrastrada por ellas. Por eso, esta disciplina te dará herramientas para mantener tus emociones estables sin tener que recurrir a conductas destructivas, como comer de más. Eso también puede aplicarse a otras adicciones.
Eso significa que prestarás atención a cada comida, la disfrutarás, te pondrás más en contacto con el sentimiento de plenitud después de terminarla. Hay numerosos beneficios de saborear un plato con lentitud. Uno de ellos es mejorar la digestión, dado que masticas más e ingresas a tu sistema los alimentos ya procesados en tu boca. La saliva contiene enzimas que facilitan la digestión en el estómago. Como consecuencia, liberarás hinchazón y conseguirás un aspecto más delgado.
Masticar varias veces también viene con el beneficio de evitar comer de más. Sentimos saciedad más o menos a 20 minutos de haber comenzado a comer, pero somos capaces de ingresar más comida de la que necesitamos, en menos tiempo. Al comer más lentamente, te sentirás llena antes y podrás dejar comida en tu plato.
Se suele recomendar no ir con el estómago lleno a una clase de yoga. Es posible que, por eso, decidas comer menos durante el día de tu clase para evitar molestias estomacales. También puede que tomes decisiones más sanas cuando se trata de qué comer. Y, después de la relajación, encontrarás una sensación de paz en tu organismo, que no querrás interrumpir con alimentos procesados.
Muchas personas no tienen en cuenta que los hábitos alimenticios, las emociones, el estrés y el sueño pueden afectar negativamente el objetivo de la pérdida de peso. Si notas que estás luchando contra alguno de estos problemas, lo aconsejable es combinar ejercicio moderado con sesiones regulares de yoga relajante.
Vía VIX
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