Jueves, 6 de octubre del 2022
Marilyn Monroe fue la estrella más grande de Hollywood. Además de su extensa carrera en el cine y su tormentosa vida (que ha sido retratada en biopics y cintas como ‘Blonde’, no sin controversias), ella representaba el estereotipo de “rubia tonta” para la sociedad machista del siglo pasado. Pero Marilyn no era ninguna tonta. De hecho, se dice que tenía un IQ cinco puntos más alto que el de Albert Einstein.
Desafortunadamente, la anécdota que coloca a Marilyn con un coeficiente intelectual superior al del físico alemán más importante del siglo XX es, probablemente, falsa. La primera vez que el mundo escuchó al respecto fue alrededor de 2013, cuando el Internet difundió el rumor de que la actriz había tenido un IQ de 165. Pero no hay pruebas de eso ni de que alguna vez le hubieran realizado una prueba para saberlo.
Parte de la leyenda cuenta que, un día, Marilyn Monroe y Albert Einstein se conocieron, ambos en la cúspide de sus carreras. Ella le habría dicho que podían tener un hijo con la belleza de la actriz y la inteligencia del físico, a lo que él respondió que sería una tragedia que naciera al revés: con la inteligencia de ella y la belleza de él. Esa anécdota nos da una pista de la forma en que Marilyn Monroe era percibida; una mujer hermosa cuya inteligencia era constantemente menospreciada.
La Marilyn Monroe que hemos conocido, la que le cantó “Happy Birthday, Mr. President” a John F. Kennedy, era un personaje. Ella pasaba de ser una brillante mujer de negocios y una profesional en su trabajo a interpretar aquello por lo que el mundo la conocía (una lección de que nunca hay que juzgar a actores y actrices por los personajes que interpretan). Pero Marilyn, de hecho, amaba leer. Tenía una vasta biblioteca personal de más de 400 títulos sobre arte, filosofía, psicología, política, poesía, teología e historia.
Ella misma escribía poesía. “Solo partes de nosotros tocarán partes de otros”, escribió en uno de sus cuadernos. “Nuestra propia verdad es solo eso, la verdad propia. Solo podemos compartir la parte que es comprendida por la aceptación consciente del otro, por lo que estamos, casi todo el tiempo, solos. Como debe de ser, evidentemente, en la naturaleza”.
Sarah Churchwell, experta en la vida de Marilyn Monroe, dice que el mayor mito sobre ella es que era “tonta”. “El segundo es que era ‘frágil’. El tercero es que ‘no sabía actuar’. Pero estaba muy lejos de ser tonta; aunque no recibió educación formal, era muy sensible a eso. Era muy lista, efectivamente, y muy fuerte. Tenía que ser ambas para vencer al sistema de Hollywood en los años 50. La cabeza de Fox Studios era increíblemente desdeñoso hacia ella y ella peleó con uñas y dientes y ganó, en términos reales”.
Fuente: culturacolectiva.com