Lunes, 7 de diciembre del 2015
¿Escuchaste hablar del reloj biológico? Nuestro cuerpo tiene sus propios tiempos. Por eso es crucial aprender a escucharlo para saber cuándo lo estamos dañando y cuándo lo beneficiamos. La actividad física moderada tiene pocas contraindicaciones. Una de ellas es tiene que ver con el momento del día para hacer ejercicio. ¿Mañana, tarde o noche? ¡Descubrilo!
Elegir la hora adecuada para hacer deporte no depende únicamente de qué hagas, sino de tus objetivos y de cómo funciona tu organismo. En cuanto a las calorías, no hay evidencia confiable para decir que se quemen más rápido a ciertas horas del día aunque algunos científicos sugieren que lo mejor sería entrenarse a la tardecita. Sin embargo, el momento que elijas sí puede influir en cómo te vayas a sentir al hacer ejercicio y qué precauciones deberías tomar.
Antes de arrancar el día
Seguro tenés muchas actividades en tu rutina y no siempre podrás elegir cuándo entrenar. Si hacés ejercicios tranquilos, como caminata o pilates, te recomendamos que lo hagas durante la mañana. El entrenamiento matutino baja la presión arterial y hace que duermas mejor durante la noche, según los especialistas. Además, vas a hacerlo más relajada porque no tendrás la presión del día encima y los contratiempos diarios no van a hacer que te saltees la actividad. Atención: tené en cuenta que la temperatura corporal será baja y necesitarás más tiempo para entrar en calor.
Si te gusta hacerlo durante el almuerzo, procurá comer luego de la actividad física. Sino, la sangre que debería ir a los músculos, irá a tu aparato digestivo. Cuando almorzás temprano, intentá reposar una hora y media antes de realizar algún tipo de entrenamiento. No es el momento adecuado del día si es verano o las temperaturas son altas. De hecho, es aconsajable evitarlo para no sufrir una deshidratación.
Si prefieres ejercitarte después del trabajo, el mejor momento para entrenar es entre las 17 y 18. A esa hora, tu temperatura corporal habrá alcanzado su punto máximo del día y tendrás menos posibilidades de lesionarte. Además, vas a estar más flexible, ágil y hasta tus pulmones serán más eficientes. Por eso, los ejercicios de fuerza y peso conviene hacerlos por la tarde- noche. Pero, por otro lado, la actividad física nocturna sí trae algunas consecuencias negativas. La adrenalina y una cena abundante sabotean el impulso para dormir del cuerpo. Es preferible moverse más temprano y después, ¡duchita y a la cama!
Ahora que ya sabes cuando conviene hacer ejercicio según tu actividad, prueba entrenarte en diferentes momentos del día hasta sentirte cómoda. Te recomendamos que establezcas un horario y lo respetes. La rutina va a convertir el ejercicio en un hábito, y tu cuerpo te lo va a agradecer. ¡A moverse!