Martes, 23 de mayo del 2017
BB Bistro, la paradoja gastronómica de Recoletos
Aseguran las encuestas que cuando el hijo mayor es muy movido, el hermano que le sigue será más tranquilo, y esa misma paradoja acompaña a BB Bistro con respecto a SQD, ambos propiedad de Carolina Ruiz y Julien Escudé. El segundo es el famoso Meat Point de Madrid; en el segundo hemos tenido el placer de degustar un steak tartare de remolacha.
El ‘bebé’ recién nacido de esta pareja –ella restauradora; él, exfutbolista de élite- nace para satisfacer a paladares viajeros y pese a lo firme de la propuesta –y por continuar con nuestra metáfora- diremos que llegó de penalty, cuando sólo buscaban un almacén y dieron con un maravilloso local (con sorpresa) en el número 11 de la Calle Recoletos.
La filosofía de BB Bistro es la misma que la de SQD: productos de calidad y proximidad, gastronomía honesta y mucho story telling. No solo por la decoración con guiños a la historia y los viajes de Carolina y Julien, sino por detalles que se escapan al conocimiento a los comensales.
Detalles como que las intolerancias alimenticias de Carolina inspiraron al chef panameño D’Angelo Bishop para elaborar una carta que es apta para celíacos en un 90%, que un 70% de los platos carece de lactosa y proteína de leche o que sus propuestas apenas contienen azúcar.
Platos poco habituales que dan muestra de la dilatada experiencia del chef, que ha trabajado en fogones que van de Panamá a Singapur, pasando por el Noma en Dinamarca o la Terraza del Casino en Madrid.
Cuándo ir: a cualquier hora del día, porque en BB Bistró sirven desde clásicos desayunos con porras y chocolate hasta copas con destilados de elaboración propia. Sin olvidar el recién estrenado brunch de los domingos o los menús del mediodía, en fórmula Midi (plato principal, postre y bebida) y Completa (entrante, plato, postre y bebida).
Qué comer: no puedes perderte el Pescado ahumado de la casa, un lomo de corvina con salsa de coco, chips de yuca y angostura; Donald, pato curado en café y acompañado de una tortita de maíz y café con leche; o el sorprendente steak tartare de remolacha.
Lo mejor: lo que no se ve. Una sorpresa para los amantes de la noche sólo apta para quienes saben guardar un secreto.