Jueves, 27 de diciembre del 2018
La Organización Mundial de la Salud reporta que más de 300 millones de personas tienen depresión, y que ha habido un aumento de un 18 % en estos últimos 10 años en esta cifra. La proporción de población mundial con depresión se estima en un 4,4 %.
Este número se divide entre el 5,1 % de las mujeres y el 3,6 % de los hombres de todo el mundo. En la región de las Américas, esos números son más elevados. Casi el 6 % de las mujeres padece depresión. En el caso de ellos, el número se mantiene igual que en la globalidad.
Un estudio publicado en el Journal of Post-Acute and Long-Term Care Medicine, una revista científica prestigiosa, descubrió una importante relación entre esta enfermedad mental y la falta de un nutriente decisivo que no se consigue muy fácilmente a través de la dieta: la vitamina D.
En el estudio, se observaron los datos médicos de casi 4000 pacientes de más de 50 años de edad. A este último respecto, es importante hacer estudios sobre la salud mental en la tercera edad, dado que la depresión es un factor de riesgo muy importante para una muerte temprana. También puede dificultar la admisión a centros de salud y potenciar el declive cognitivo a medida que pasan los años.
Hasta ahora, algunos estudios pequeños habían relacionado la falta de vitamina D con la depresión. De acuerdo al Trinity College de Dublín, universidad que patrocinó el estudio, pocos de ellos hicieron un seguimiento de las mismas personas que investigaron en el principio; los otros no tuvieron en cuenta otros factores que pudieran potenciar la depresión en los pacientes y que alteraran, así, los resultados del estudio.
Este estudio examinó a miles de pacientes por deficiencia de vitamina D y luego evaluó esos resultados cuatro años después para averiguar la influencia de esta vitamina en el riesgo de desarrollar depresión. Los resultados apuntaron a un vínculo fuerte entre estos dos factores.
La deficiencia de vitamina D se asoció con un aumento del 75 % en el riesgo de desarrollar depresión en un período de cuatro años. Este resultado se mantuvo constante incluso después de que los investigadores controlaran una gran variedad de factores relevantes: síntomas depresivos, enfermedades crónicas, actividad física y enfermedades cardiovasculares.
Según los autores, este resultado podría provenir del efecto directo que la vitamina D podría tener en el cerebro. La vitamina D podría atenuar los cambios en la estructura y en la funcionalidad del cerebro que se observan durante la depresión. De manera similar, hay más estudios que han comprobado que la vitamina D podría vincularse con condiciones neurodegenerativas: demencia, párkinson y esclerosis múltiple.
Esta información es relevante para lo que se conoce como depresión estacional: los estados depresivos que se agravan en otoño e invierno. La reducción de la exposición a la luz solar, se cree, es la responsable de este tipo de depresión, dado que hace que disminuyan los niveles de serotonina, de acuerdo a la Mayo Clinic.
Estos resultados podrían ofrecer otro punto de vista con respecto a la depresión estacional: se sabe que el contacto directo de los rayos del sol con la piel aumenta la producción de vitamina D, por lo que, para evitar la depresión, es recomendable tomar bastante sol.
Pero esto no es lo único que puedes hacer para mantener bien lejos esta enfermedad mental: también puedes atacar la deficiencia de vitamina D a través de la alimentación. En la cultura occidental, no consumimos demasiados alimentos que tengan la cantidad suficiente de esta vitamina, que se encuentra casi únicamente en el pescado.
Puedes consumir más salmón, atún, trucha y sardinas. El aceite de hígado de bacalao tiene una gran cantidad de vitamina D. Como opciones vegetarianas, los champiñones y la yema de huevo también contienen bastante de esta vitamina. Los quesos suizos, como el Emmental y el Sbrinz, también son una buena opción para agregar este nutriente a tu dieta. Pero ahí se termina la lista. Si agregar alimentos con vitamina D es muy complicado para ti, puedes optar por suplementos.