Martes, 11 de mayo del 2021
Iván Gallegos y David Márquez, conocidos por conformar el dúo de diseño mexicano, Iann Dey, nunca habían hecho un vestido de novia como el de Hanna Jaff, la activista, filántropa, próxima a convertirse en parte de la aristocracia británica. No todos los días una firma con sus talleres basados en León, Guanajuato, recibe la encomienda de diseñar un vestido para una boda tan cerca de la realeza, así que las amplias sonrisas y emoción anticipada que ambos modistas ofrecen a través de la pantalla donde los veo -mientras charlo con ellos a través de Zoom- por supuesto que son justificadas.
La boda de Hanna Jaff, de ascendencia mexicana, nuevamente se ha pospuesto como consecuencia de la pandemia por coronavirus. Los difíciles momentos que atraviesa el mundo no quebrantan los espíritus entusiastas de Iván y David, quienes están a punto de contarme a detalle cómo hicieron el vestido de novia de una de las bodas más esperadas desde que se anunció el compromiso de la pareja a principios de 2020. No puedo negarlo: dentro de mí, la niña que soñaba con una boda perfecta está muy feliz.
Pero hay que comenzar por el principio. Iann Dey es un proyecto que comenzó hace 9 años, su estética sensual y ultrafemenina es bien conocida en nuestro país, sobre todo, si hablamos de moda nupcial. No es difícil intuir cuál es la razón de su éxito, pues el trabajo que ambos realizan no solo es prácticamente artesanal, es completamente a la medida. Su proceso creativo consiste en conocer -realmente- a la novia a quien van a vestir
‘Conocer a nuestras clientas para nosotros es fundamental, porque el trabajo que hacemos, creemos firmemente, que es el reflejo de su personalidad y si no las conocemos, si no logramos entender sus necesidades, sus situaciones, es más difícil poder llevarlo a cabo’, explica Iván.
Con Hanna Jaff no fue la excepción. Inicialmente, los diseñadores fueron solicitados para hacer uno solo de los varios vestidos que la también empresaria requiere para su ‘gran día’ pero finalmente, optó por declarar a la firma como su gran elegida para que también creara el atuendo con el que caminará hacia el altar.
‘Hicimos todo ese estudio sobre Hanna porque sí fue muy importante conocerla más, vimos miles de videos de ella para tratar de copiar su figura, que sí fuera muy fiel a lo que estábamos diseñando’, explica David. Y es que el vestido de novia de Hanna Jaff fue realizado en pleno confinamiento mundial tras la pandemia. Todos los adelantos del diseño los comentaron a través de Zoom, ella no hizo pruebas hasta el día en que vino a México a ver el resultado final que, según cuentan sus creadores, no requirió ningún ajuste, quedaba perfecto.
Así que, ¿cómo se hace un atuendo nupcial perfecto en tiempos tan imperfectos? Es el resultado de un trabajo en equipo, no solo desde los talleres de sus diseñadores, también de la novia. Olvidemos todo lo que creíamos conocer de Hanna -sobre todo si la viste por primera vez en Made In Mexico-; Ivan y David cuentan que la experiencia de trabajar con ella fue sumamente gratificante: ‘Hanna se portó increíble. No tuvimos nunca un pero. Ella decía: ‘ustedes díganme, propongan’' y así, el panorama por supuesto que era prometedor y retador al mismo tiempo.
¿Cómo es el vestido de novia de Hanna Jaff?
Con ‘carta abierta’ para hacer el vestido de novia más memorable -hasta ahora- de sus carreras, el dúo de modistas estableció un solo propósito: ‘vámonos a lo majestuoso’. Con esto mente, inició un proceso de nueve meses para concluir la prenda dividida en dos piezas, de corte princesa debajo y encima una sobrefalda de cinco metros. Iván describe las telas como ‘impresionantes’ y sí, basta con hacer zoom in al vestido para que nos quede bien claro: Este atuendo nupcial es para la realeza.
La tela original es un tejido traído de Estambul con guías estructurales, el trabajo artesanal de Iann Dey se encuentra en el bordado que tomó alrededor de siete meses en concluirse. Todo comienza desde una figura de corazón que desciende para abrir paso a las guías de canutillo y brillantes. La sobrefalda cuenta con 700 mil cuentas, más de tres mil flores en 3D y 22 mil cristales en forma de corazón.
El vestido se realizó en tono ivory y cuenta con varias capas entre las que destacan un guipur francés y encajes. ‘Es un vestido bastante amplio y bastante grande, debe estar bien rellenado en todos los huecos donde hay tela lisa, para que tuviera esa textura colocamos estas telas también’, explica David respecto a la hechura de la pieza.
Aunque inicialmente se confeccionó un velo con aplicaciones y bordados, finalmente se decidió complementar con un velo sencillo y liso que cae sobre el vestido sin restarle protagonismo, hecho a partir de tul español.
Como en cada vestido de novia que pertenece a la realeza, los detalles, esas historias que solo se conocen de primera mano, son las que enriquecen el aura mágica detrás de la prenda. En el caso de Hanna Jaff, los diseñadores mexicanos crearon un gesto muy especial para la novia: una placa de oro conmemorativa con la fecha de la boda dentro del vestido, como un secreto que, de momento, solo Hanna y sus más cercanos conocen. También se incluyó un detalle en azul para rendir homenaje a la tradición nupcial de ‘algo viejo, algo nuevo y algo azul’.
En la confección del vestido participaron 17 personas. Los creadores de Iann Dey confiesan que es el vestido más grande que han hecho en todos los sentidos: materia prima, tiempo humano, tamaño y volumen. Confeccionado en tiempos inciertos, este diseño es uno de los muchos ejemplos de esperanza en medio de la tempestad. ‘El vestido de Hanna fue prácticamente nuestro refugio; bordados y bordados y bordados mientras estuvimos cerrados’, platica Iván.
El significado del vestido de novia de Hanna Jaff
Los diseñadores cuentan que Hanna nombró a Grace Kelly como una de sus más grandes inspiraciones, curiosamente, la misma de Kate Middleton para su vestido de novia. Hay mucho del relato ideal detrás de este vestido, no solo por su majestuosidad, también por lo que Hanna Jaff representa como futura integrante de la aristocracia británica. ‘De alguna forma ella está cumpliendo con el estereotipo de princesa. Nosotros quisimos representar en el vestido y en toda la historia que te cuenta, todo ese romanticismo de cuento de hadas, de la Cenicienta, de Blanca Nieves, de la que quieras, que ahora tiene una silueta mexicana’, dice Iván.
Pero el cuento perfecto no solo es para la novia, también viene para los diseñadores. Solemos escuchar las historias de vestidos reales creados en Reino Unido, con los más sofisticados costureros, suntuosas telas y múltiples detalles. Ahora sabemos que los talleres de una marca de León, la meca de la zapatería en México, están a la altura. Desde luego la presión no fue poca, pero ambos diseñadores confiesan que les gustan los desafíos, ¿su clave para sortear este? Eliminar la etiqueta de ‘realeza’. ‘No se trata de ‘si es real o no es real’, se trata de que si es su día más importante, entonces también es nuestro día más importante’, cuenta Gallegos.
Luego de una entrevista que se siente más como un cuento perfecto, debo preguntar a los fundadores de Iann Dey cómo describen la aventura de crear un vestido de novia tan especial. Siempre en sinergia, los dos coinciden con una expresión que viene de maravilla en este relato no apto para los menos románticos: ‘Un sueño hecho realidad’.