Miércoles, 18 de mayo del 2022
Nadie se casa esperando divorciarse. Nadie tiene un hijo esperando no vivir con él. Nadie busca crecer, madurar y formar una familia deseando separarse meses después. Así me pasó. La ilusión llegó a mí el día que mi esposa, el amor de mi vida, mi novia por 3 años y 2 luego de nuestro matrimonio, me enseñó la prueba positiva.
Lo recuerdo bien, estaba en el cuarto arreglándome para ir a trabajar. Ella se despertó muy temprano y se encerró en el baño luego de que yo salí de la ducha. Se me hizo raro, sí, pero jamás sospeché nada.
Escuché que sollozaba y me acerqué a preguntarle si estaba bien. Dejó de hacerlo de inmediato y salió a los pocos minutos. ¿Qué tienes? le pregunté. Me estiró la mano y mostró la prueba. Dos rayitas bien claras, no había duda. '¿Pero por qué lloras? Es una nueva aventura que viviremos juntos. La mejor de nuestras vidas', le dije mientras le secaba las lágrimas. Sonrió. Me abrazó y lloró un poco más.
En ese momento quería calmarla, apoyarla. En realidad no entendí muy bien qué sucedía. No me 'había caído el veinte' hasta al otro día. ¿Qué estaba pasando? ¡voy a ser papá!
Me llené de ilusión, moví cielo, mar y tierra para tener un cuartito adecuado para el bebé. Pedí un aumento en el trabajo que siendo sincero, tengo a jefes extraordinarios que me apoyaron con él. Cuidé de mi esposa, cumplí cada uno de sus antojos y protegí en cada uno de sus cambios. Fueron meses hermosos, de mucha emoción por conocer a mi hijo, el primer varón, al que le enseñaría mis discos de AC/DC y a dar pases en fútbol americano como lo hizo conmigo el abuelo.
Llegó la fecha del nacimiento y mi vida cambió. Fui el hombre más feliz del mundo. A todos quería presumirles nuestra creación más hermosa, el fruto de nuestro amor.
Casi un año después, sucedió lo que siempre temía, lo que jamás esperé que pasara: su mamá me pidió el divorcio.
Así, un giro completo nuevamente en nuestras vidas. Inesperado. Claro que intenté que no sucediera y luché por convencerla de continuar. No fue así. El amor había terminado. Me quitó de sus planes a futuro y de los deseos que armábamos en conjunto. Se fue. Me destrozó el alma pero ella estaba firme.
De acuerdo, ella no quiere estar conmigo, me alejaré de su mamá pero de mis hijos jamás. Ellos siempre tendrán en mí un papá responsable.
No puedo dejar de recordar esta historia, todo lo que sentí desde que supe de su llegada. Ese amor tan inmenso que nunca pensé experimentar. Conozco a muchos hombres que parece que sus hijos son un estorbo, no es mi caso. Amo pasar tiempo con él, amo educarlo y estar presente. Quiero que esté seguro que jamás me iré.
Y es que el tema con su mamá es aparte. Las cosas no funcionaron como creímos. ¿Duele? claro que sí, pero es un asunto entre ella y yo que no me impedirá estar siempre para mi hijo. Quiero darle un buen ejemplo, quiero enseñarle a no rendirse y educar a un caballero que si algún día le llega a suceder lo mismo que a mí, respete y separe las historias. Que se quede en lo que debe, así como yo me quedé para él.
No, no hubo engaños, no hubo infidelidades, simplemente su mamá y yo no estábamos destinados a durar para siempre. Ella es una gran mujer y una madre extraordinaria, la mejor que le pudo tocar a mi bebé. Madura, lo suficiente para actuar como adulta cuando supo que simplemente lo nuestro no pudo ser. Jamás me arrepentiré de lo vivido con ella y le agradezco que nuestra relación se mantenga cordial y con respeto por el bien de ambos y por supuesto por el de nuestro hijo.
Nunca le hablo mal de ella, sé que ella tampoco lo hace conmigo, mi hijo tiene unos padres que lo aman, lo respetan y siempre van a ver por él. Separados, sí, pero con un amor tan intenso por nuestra más bella creación que siempre regiremos nuestra vida y decisiones a su favor.
Mi corazón no solo lo ama los fines de semana, es un amor diario, y aunque a veces solo puedo verlo dos días, trato de estar ahí sin importar si es jueves o lunes. Llamadas, videos, fotos, todo lo que esté a mi alcance para recordarle que papá siempre estará para él.
No quiero perderme de nada. Me encanta estar en cada etapa, desde que dijo 'papá' hasta cuando cantó en el festival escolar. Quiero estar en todos sus cumpleaños, en todos sus momentos, en los más duros y en los más bellos. Celebrándole los logros y orientándolo cuando algo hace mal.
Es raro saludar de lejos a su mamá y visitar como invitado el departamento que compramos juntos, pero respeto su espacio y decisión.
De mi hijo me separa un papel pero la responsabilidad siempre estará presente. No dejé de ser su papá, él no dejó de ser mi bebé. Sé que me ama tanto como yo lo amo a él. Sé que me extraña tanto como yo lo extraño a él. Sé que quisiera estar conmigo todos los días tanto como yo quisiera estar junto a él. La vida pasará, su mamá encontrará alguien con quién compartir su vida, y quizá yo también, pero antes de todo las cosas se quedan claras. Soy papá, un papá responsable, y no estoy dispuesto a hacerlos a un lado por nada ni por nadie.
Fuente: culturacolectiva.com