Lunes, 19 de septiembre del 2022
El dios de los terremotos desde la cosmovisión japonesa, era un enorme pez llamado Namazu. Su leyenda ha dado la vuelta al mundo entero y esta explica por qué de vez en vez la Tierra se sacude violentamente, ocasionando los impredecibles sismos.
La naturaleza es hermosa, pero a la par sus dinámicas pueden resultar desastrosas para la lógica humana. Es por esto que desde la antigüedad los hombres han buscado explicaciones para darle sentido a eventos que los superan en entendimiento, como el inmenso conejo que parece estar impreso en la Luna o incluso para darle sentido a la muerte misma. Pero uno de los fenómenos naturales más impactantes que puedan vivirse son los terremotos, que eran explicados por los japoneses gracias al enorme siluro llamado Namazu y que era considero como el dios de los terremotos, esta es su leyenda.
Un enorme silurio
Según la leyenda tradicional japonesa, Namazu era un enorme silurio, una especie de pez de agua dulce comúnmente conocida como ‘pez gato’, que habita en las profundidades del mundo. El pez gigantesco pertenece a los llamados yokai o monstruos mitológicos japoneses que se asocian con distintos desastres naturales, sin embargo, la historia de Namazu enseña el equilibrio y cómo lo que podría verse cómo una desgracia, es en realidad una restauración de la armonía.
La leyenda japonesa dice que Namazu tiene una fuerza incontrolable y un mal genio, así que no le gusta recibir órdenes ni que traten de dominarlo. Pero una fuerza tan grande debe tener un cuidador y la deidad Kami Kashima, se encarga de apaciguar sus bruscos movimientos. Kashima sostiene una enorme roca llamada Kaname-ishi con la que impide que Namazu se mueva.
Pero hay ocasiones en que Kami Kashima debe cumplir sus demás deberes y entonces no puede presionar la roca contra Namazu. Es en estos momentos en donde el gigantesco silurio se agita violentamente y da coletazos, ocasionando los terremotos, pero luego Kashima regresa para apaciguarlo y vuelve a aprisionarlo con Kaname-ishi.
Restauración del equilibrio
Durante el terremoto de 1855 en Edo, lo que se conoce como la ciudad de Tokyo, se consideró al impetuoso evento como un castigo de Namazu por la avaricia humana. Fue por esto que los antiguos japoneses se vieron obligados a repartir sus riquezas de manera equitativa, como un aprendizaje por los actos de Namazu. En ese sentido, no se considera a estos eventos naturales como un mal, sino como un restablecimiento del equilibrio.
Luego del terremoto de Edo, se publicaron cerca de 300 dibujos xilográficos conocidos como ukiyo-e en donde se puede ver al gigantesco silurio siendo apresado por Kami Kashima o por distintos hombres que representan a la piedra Kaname-ishi.
Fuente: culturacolectiva.com