Martes, 10 de enero del 2023
Los tatuajes no son cosa de hoy, han fascinado a la humanidad desde hace 5.000 años, aunque, claro, ni las técnicas ni los diseños tenían nada que ver. Pero sigue vigente ese sentido de marcarse la piel con símbolos o leyendas para inmortalizar algo que tiene un significado importante en la vida o recordar para siempre a una persona querida. Si estás dándole vueltas hacerte un tatuaje por esas razones o, sencillamente, porque queda genial con ese ‘crop top’ de tirantes que deja a la vista ese dibujo espectacular de una mariposa, antes de lanzarte a la aventura conviene que sepas algunas cosas:
1. Sí, los tatuajes duelen
Nos gustaría decirte que esto es como hacerte un dibujo de henna en la piel, pero no tiene nada que ver. Aquí interviene una aguja y la técnica de infiltrar tinta en la dermis duele. Y mucho más si te vas a hacer el tatuaje en las zonas del cuerpo que tienen poca grasa o con más terminaciones nerviosas, como la sien, el escote, el cuello, la nuca, las manos… Ahora seguro que admiras más que nunca a tipos duros como Sergio Ramos o Justin Bieber. Si no tienes una gran tolerancia al dolor, mejor prueba con un tatuaje en la cadera.
2. Aunque no es habitual, puedes ser alérgica
¿Has elegido un dibujo que ocupa la mitad de tu espalda? Pues no tan rápido. Antes de tumbarte en la camilla y armarte de paciencia, pide que te hagan una prueba de alergia a las tintas con las que van a hacerte el tatuaje, porque puede que seas alérgica y no lo sepas. Por lo general, las tintas rojas y las verdes son las que más problemas dan. ?Hay casos de personas que han desencadenado reacciones alérgicas y otro tipo de reacciones inmunológicas tras tatuarse. Las reacciones sarcoideas y liquenoideas cuando se dan son difíciles de tratar. Con tinta negra es más raro encontrar este tipo de reacciones alérgicas, aunque con esto no me gustaría en ningún caso crear alarmas, ya que este tipo de reacciones, aunque existen, son excepcionales, muy infrecuentes”, explica el dermatólogo Emiliano Grillo, especialista en láser de Quirónsalud.
3. No todos los colores son iguales
Seguro que piensas que va a ser para toda la vida. Especialmente si es un tatuaje que vas a compartir con tu mejor amiga y habéis decidido hacéroslo al mismo tiempo, o si quieres poner el nombre de tu chico o la fecha en la que os conocisteis. Pero todo puede darse la vuelta en cuestión de años… o de meses. Por si acaso, ten en cuenta que las tintas rojas, naranjas y amarillas son las más difíciles de quitar, por si un día cambias de opinión. Claro que también son las que más perduran, por si estás supersegura de que nunca vas a querer quitarte ese tatuaje de tu piel. “Las partículas de pigmento que se infiltran en la piel son lo suficientemente grandes para que el sistema inmunitario no pueda absorberlas y retirarlas, por lo que el dibujo puede durar toda la vida”, recuerda la doctora Mercè Campoy.
4. Los tatuajes dejan herida
Vale, no es algo que sea visible, pero un tatuaje no deja de ser una lesión en la piel, por eso, cuando termine el especialista vas a tener que cuidarte esa zona durante unos días. “Durante los dos o tres primeros días la piel pasa por una etapa inflamatoria exudativa, en la que únicamente se puede lavar el tatuaje con agua y jabón neutro, que respete el pH de la piel”, señala Emiliano Grillo.
5. La piel requiere hidratación
Durante una segunda fase, cuando la herida ya esté seca, vas a tener que hidratarla mucho para que el tatuaje tenga buen aspecto. Hoy en día, además, hay productos específicos para tratar las lesiones de los tatuajes, con ingredientes antisépticos y que calman la inflamación provocada al perforar la piel para introducir la tinta. “En la mayoría de centros de tatuaje, mandan hidratación desde el primer día y esto es un error”, advierte el doctor Grillo.
6. Tarda varios días en curarse
“Todo dependerá del tamaño, del tipo de tatuaje –no es lo mismo si es de línea o con relleno– y de la zona donde se realice, pero de media hay que contar con que tardará una semana en curarse. La tinta se deposita debajo de la epidermis y a excepción de los primeros meses tras la realización del tatuaje, no se suelen producir durezas ni deshidratación en la piel tatuada. Eso sí, hay determinadas personas que por su forma de cicatrizar pueden generar fibrosis quedando la piel tatuada con un poco de relieve”, apunta el médico.
7. Hay que ponerle fotoprotector al tatuaje
El tatuaje no se lleva bien con el sol, porque el calor de los rayos descompone la estructura química de los pigmentos, provocando que la tinta pierda color y brillo. Así que si vas a estar al sol (nunca durante el periodo de curación, que hay que evitar exponerlo a los rayos), asegúrate de extender sobre la piel en la que tienes el dibujo una capa de crema solar con fotoprotector, preferiblemente con SPF50.
8. Los colores cambian
Al principio, un tatuaje con un bonito diseño sacado de Instagram y lleno de colorines es superchulo, pero a medida que pasa el tiempo la cosa cambia. “La tinta se oxida y se reabsorbe por lo que el tatuaje va perdiendo intensidad paulatinamente y el tono se va modificando. Un negro puede ir convirtiéndose en tonos grises sobre la piel, incluso azulados”, puntualiza el dermatólogo.
9. No da cáncer
Si te has puesto a buscar en internet, seguro que encontrarás todo tipo de aseveraciones, pero no hagas caso si no vienen avaladas por un especialista. El doctor Grillo acaba con un bulo que ronda por la red acerca de los tatuajes: “No existe más incidencia de cáncer, de hecho, no hay ningún estudio científico que lo demuestre y no existe tampoco retrato en detección de melanoma”, concluye.
10. Se puede borrar
A veces nos equivocamos, admitámoslo. Si esa amiga con la que compartiste el pictograma de una margarita te ha traicionado o has cambiado de pareja y quieres borrarte el nombre que te tatuaste en el brazo, no sufras, aún hay solución. Puedes hacerte otro dibujo sobre el que tenías o eliminarlo. La técnica más eficaz es el láser ultrapulsado, que rompe los pigmentos en micropartículas que luego son metabolizadas por el cuerpo y eliminadas a través del sistema linfático. Y, sí, también quitárselo duele y también tendrás que curar la herida para que no se te infecte ni deje una cicatriz. “Cuidado con los argumentos comerciales que existen en el mercado. Los mejores láseres para eliminar los tatuajes son los láseres de picosegundos y los de nanosegundos, los famosos Q-Switched. Atrás quedan técnicas obsoletas como la cirugía o el CO2”, alerta la doctora Mercè Campoy, quien señala que requerirá de más o menos sesiones dependiendo de estos cinco factores:
Tipo de tinta
Dependerá de la densidad que tenía, su composición química, el tamaño de los pigmentos, etc.
Profundidad
A la hora de eliminar el tatuaje también influirá la profundidad a la se introdujo la tinta en la piel y cuál es el grueso de la dermis.
Zona
El lugar del cuerpo donde se hizo el tatuaje también es relevante, pues aquí entra en cuestión la eficacia de los macrófagos (glóbulos bancos que destruyen bacterias y organismos dañinos de nuestro cuerpo). En zonas con más irrigación sanguínea se requerirán menos sesiones.
Antigüedad
La fecha en la que se hizo el tatuaje también importa a la hora de querer borrarlo. Cuánto más antiguo (a partir de los cinco años) es, mejor responde al láser.
Colores
Un tatuaje solo de color negro tal vez te parezca aburrido, pero es la tinta más fácil de borrar. ¡Piénsatelo bien!