10 películas que marcaron un antes y un después en la industria del cine

Lunes, 22 de mayo del 2023

Enlistar las películas más importantes de todos los tiempos es una tarea imposible, por eso, hemos optado, mejor, por reunir las películas que cambiaron el cine para siempre.


Con un enfoque hollywoodesco, estas cintas han dejado una marca indeleble en el arte, ya sea en la forma en que vemos películas, asistimos a ellas o incluso cómo se hacen y quién las hace.


La selección de películas de GQ es una introducción a una historia que, en la era del streaming, está al alcance de tu mano, no como un estudio exhaustivo, porque para eso, hay demasiadas películas que enumerar. ¿Emocionante, no?

 

El Ciudadano Kane - 1941

 

 

Solía haber tres reglas en la vida: asumir la muerte, pagar los impuestos y ver la innovadora historia de obituario de Orson Welles que encabezaba la encuesta de críticos de Sight and Sound realizada una vez cada década. La cinta sigue ocupando el insignificante tercer lugar de estas normas, pero despreciar El Ciudadano Kane sería un error.


Centrada en la vida de un periodista inquietantemente parecido a Rupert Murdoch, la película estableció los nuevos patrones del cine para las nuevas generaciones, desde su rechazo a la cronología ordenada hasta sus imágenes emocionantes, audaces y variadas, repletas de simbolismos. Cuando años después le preguntaron cómo logró semejante triunfo con su primera película, Welles dijo: “Ignorancia... pura ignorancia. No hay confianza que se le iguale. Solo cuando sabes algo sobre una profesión eres tímido o cauteloso”. Lleva ese ingenioso e impecable comentario a tu próxima entrevista de trabajo.


Psicosis - 1960

 

 

Si miramos al pasado, es posible que nos sintamos inclinados por describir a Psicosis como el primer slasher de la historia, como muchos críticos lo han hecho en las últimas décadas desde que el thriller psicológico de Alfred Hitchcock dio a luz a la partitura más famosa no compuesta por John Williams.


Es fácil ver las influencias. La más obvia es la escena de la regadera, con sus 78 tomas y 52 cortes, evitando las imágenes sangrientas a favor del terror sugerido, como los sonidos estremecedores y los primeros planos de los ojos. Luego está la sangrienta muerte del afable investigador Arbogast, acuchillado en la cara por un agresor invisible, con Martin Balsam cayendo por las escaleras aterrorizado en un plano medio (en uno de sus mejores papeles cómicos, William H. Macy encarnaría al detective en el remake ampliamente ridiculizado de Gus Van Sant). ¿Y en qué se inspiró la poco ceremoniosa muerte de Drew Barrymore en Scream, sino en el asesinato de Janet Leigh a la mitad de la película? Como sea que haya sido, Piscosis triunfó.


Sin Aliento - 1960

 

 

Descrito por un crítico como el “manifiesto definitivo de la Nueva Ola [francesa]”, el thriller policíaco de Jean-Luc Godard se precipita con la energía juvenil de un cineasta en el precipicio de una idea, de un acontecimiento, de un movimiento. Salta y se agita, pasando de un momento a otro con gran despreocupación, impulsado por un Jean-Paul Belmondo a quien todo le importa un bledo, pero que no puede apartar la mirada de Patricia (interpretada por Jean Seberg).


Por otro lado, François Truffaut, su contemporáneo, dirigió Los 400 Golpes, sobre un joven de clase trabajadora sin suerte, un filme que gotea con tristeza silenciosa y que también podría considerarse otro referente para los novatos en el cine francés. Pero Sin Aliento es una de esas cien películas que debes ver antes de morir, y gran parte del cine de Hollywood está en deuda con ella.


La Noche de los Muertos Vivientes - 1968

 

 

El género de los zombies ha crecido de manera abrumadora en la última década y media, hasta el punto en que estas criaturas nos hacen querer correr, pero no de miedo, sino de aburrición (gracias, The Walking Dead). No siempre fue así: ¡qué aterrorizante debió haber sido vivir esos días sangrientos y felices con las películas de George A. Romero!, desde El Amanecer de los Muertos hasta El Día de los Muertos, pasando por las imitaciones a lo largo del camino.


Pero todo comenzó con La Noche de los Muertos Vivientes de 1968, cuando, inspirándose apócrifamente en el mito haitiano del vudú, Romero inventó un nuevo tipo de monstruos en la pantalla, cuerpos huecos con rostros humanos condenados a deambular eternamente en el purgatorio terrenal mientras buscan deliciosos cerebros. La cinta no solo dio inicio a un subgénero de terror en el que un sinfín de cineastas tejerían sus propias historias grotescas, sino que también se puede considerar a Romero como uno de los primeros entusiastas del “terror elevado”, ya que cada película de la saga aborda cuestiones sociopolíticas de la época, desde el racismo al consumismo insaciable y el terror nuclear. Una de las películas que cambiaron el cine, sin duda.


El Exorcista - 1973

 

 

No hay película de terror sin un soundtrack espeluznante, pero El Exorcista, no se trata solo de “Tubular Bells”. No, esta también es la historia de una adolescente poseída que se orina en la alfombra, cuya cabeza supura pus y gira sobre sus hombros, y que le grita a un sacerdote que su madre se la pasa increíble en las profundidades del infierno, ¡gracias!


En aquel entonces abundaban los informes locales de que la cinta satánica dejaba a la audiencia en un estado de confusión, vomitando y desmayándose en las salas de cine de todo el mundo (vaya que ya no hacen las películas como antes). Tal fue la respuesta fenomenal a esta película protagonizada por Ellen Burstyn, que se convirtió en la primera película de terror en ser nominada a Mejor Película en los Oscar, y se mantuvo como la película de clasificación R (considerando solo al terror) más taquillera hasta el remake de Eso en 2017.


Tiburón - 1975

 

 

A estas alturas estamos tan acostumbrados a las megaproducciones de verano que es difícil imaginar un mundo no “covidificado” en el que la soleada mitad del año no esté dominada por películas con presupuestos equivalentes al PIB de algunos microestados.


Pero antes de 1975, y antes de que un joven llamado Steven Spielberg luchara contra un enorme pez mecánico durante cinco meses enteros, eso no era así: Tiburón fue un momento decisivo en la historia de la exhibición cinematográfica, iniciando la era de las películas de gran presupuesto que se estrenan en verano. Cumpliendo aparentemente el famoso deseo de Roy Scheider de tener un barco más grande, Tiburón se distribuyó en un número excepcional de salas de cine para la época, respaldada por una estrategia de marketing que hacía énfasis en las campañas publicitarias y los vínculos con productos de merchandising, el tipo de cosas con las que estamos demasiado familiarizados en 2023, pero sin la originalidad.


Titanic - 1997

 

 

Apuesta en contra de James Cameron y quedarás como un tonto, o eso dice el viejo refrán, y por una buena razón: este tipo simplemente no sabe cómo fracasar en la taquilla. Ni siquiera, por ejemplo, con una película romántica ambientada en uno de los mayores desastres náuticos de la historia humana, centrada en el amor imposible de Kate Winslet y Leonardo DiCaprio, separados no por el conflicto entre dos casas iguales en dignidad, sino por las clases económicas de un trasatlántico.


No sería descabellado afirmar que Leo ya era una estrella de cine antes de Titanic (ya había hecho ¿A quién ama Gilbert Grape? y Romeo + Julieta antes), pero esta película lo catapultó a la fama mundial, lo que eventualmente nos llevó a uno de los mejores personajes en la historia del cine, Rick Dalton de Había una vez en Hollywood. En cuanto al efecto dominó en la Meca del Cine, este éxito taquillero de dos mil millones de dólares probablemente haya tenido el mayor alcance.


Secreto en la Montaña - 2005

 

 

Es cierto que una película como The Boys in the Band también fue revolucionaria al llevar rostros gay a las pantallas estadounidenses en la década de 1970; el trabajo posterior de William Friedkin, Cruising, podría parecer narrativamente anticuado al centrarse en un policía de Nueva York consumido por el sórdido submundo homosexual de la ciudad, pero sigue siendo un importante artefacto de una escena social gay que se perdió hace mucho tiempo.

Hay películas menos conocidas, como Scorpio Rising, Flaming Creatures, Victim, Querelle, o la posterior película sobre el sida Longtime Companion o Parting Glances. También se podría mencionar a Poison, de Todd Haynes, como una obra del nuevo cine queer, de hecho, se trata una de las mejores películas gay jamás hechas.


El punto de esta defensiva anticipada es que hay muchas obras queer que se podrían considerar vitales, pero Secreto en la Montaña —un drama romántico convencional, peyorativamente conocido en ese momento como la “película de vaqueros gays”, ahora mencionado amablemente con ironía sabiendo su importancia—, que se centra en el amor de décadas entre Jake Gyllenhaal y Heath Ledger, interpretando a dos rudos vaqueros, marcó un cambio radical en la inclusión de películas queer en el mainstream. Sin ella no tendríamos películas como Luz de Luna o Llámame por tu Nombre.


Iron Man - 2008

 

 

Dependiendo de tus propias preferencias cinematográficas, podrás considerar la llegada en 2008 de la maquinaria industrial de Marvel como uno de los mayores hitos en la historia de Hollywood, o como el comienzo de un declive artístico constante que cada vez se acentúa más.


Sea cual sea el caso, Iron Man cambió para siempre el negocio del cine: si bien no fue la primera adaptación exitosa de un cómic en llegar a la pantalla grande, ya que fue precedida notablemente por la trilogía de Spider-Man de Sam Raimi y las películas de X-Men de Bryan Singer, esta película protagonizada por Robert Downey Jr. cristalizó la popularidad de las películas de superhéroes.


Además, la escena post-créditos (antes de que existieran) insinuaba el formato de crossover que luego definiría a las películas de los Vengadores y arrasaría en la taquilla. Quince años después, el modelo de negocio establecido por Iron Man y películas similares se ha convertido en la norma, con personajes familiares y la propiedad intelectual por encima de la originalidad. Tranquilo, los fanáticos de los cómics están contentos.


Avatar – 2009

 

 

Es la segunda película de James Cameron que hemos seleccionado para esta lista, pero así es el impacto que sus cintas han tenido en el cine. Desde el punto de vista tecnológico, Avatar es tan importante que Titanic, si no es que más: hasta la fecha sigue siendo uno de los pocos ejemplos en los que el 3D se utiliza como un recurso artístico y no como un truco, lo que se extiende a su primera secuela, Avatar: La Forma del Agua y, sin duda, a los futuras entregas.


En 2009, uno de los últimos años antes de que el streaming afectara a las salas de cine, Avatar se presentó como un recordatorio importante de por qué es necesario proteger la experiencia cinematográfica; en un nuevo y aterrador mundo donde Netflix amenaza con convertir la exhibición en salas de cine en un nicho de mercado similar a los viniles, se vuelve aún más indispensable. Si no nos crees, confía en los espectadores que han invertido su dinero duramente ganado para convertirla en la película más taquillera de todos los tiempos a nivel mundial.

 

 

 

Fuente. gq.com

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