Viernes, 28 de junio del 2024
Estos errores pueden parecer inofensivos, pero en realidad te dan una mala imagen y crean una mala impresión.
“No cometerás pecados de estilo” es uno de los mandamientos más importantes que debes seguir en la oficina, en las entrevistas de trabajo y en cualquier situación laboral en la que quieras causar una buena impresión.
La psicología nos dice que vestir bien no es solo un tema de ser superficial, sino que afecta nuestra seguridad, confianza, autoestima e incluso la productividad y la manera en la que nos relacionamos con los demás, y es por esto que es un punto que ni hay que descuidar bajo ninguna circunstancia.
Hay dos dichos muy famosos que hablan sobre la importancia de vestir bien. El primero dice “como te ven, te tratan”, mientras que el segundo dice “viste para el trabajo que quieres, no para el que tienes”. Estas dos frases nos hablan sobre el impacto de la ropa que, por un lado, afecta la manera en la que los demás nos perciben y, por el otro, afecta la manera en la que nos percibimos a nosotros mismos.
Un buen look o un Power Outfit pueden darte ese empujón extra de confianza que necesitas para atreverte a pedir ese aumento o a compartir tu idea con tu jefe, mientras que un mal look o un error al vestir puede hacer que causes una mala impresión, que tengas una mala imagen y que no te tomen en serio.
Vestir bien no significa gastar, puedes hacerlo con cualquier presupuesto y evitando unos cuantos errores de principiante que no aportan ningún beneficio.
Pecados del estilo: 10 que arruinan tu imagen y debes evitar en la oficina
Exceso de perfume
Abusar del perfume y las fragancias está completamente prohibido, ya que esto resulta invasivo y molesto para los demás. El exceso de perfume es una señal de mal gusto, además de que puede desatar alergias, irritación y otros problemas en tus compañeros, que van a querer estar lo más lejos posible para evitar que tu perfume se quede impregnado en todas sus cosas.
El perfume se debe usar con moderación y se debe usar una fragancia con el grado de elegancia y formalidad que sea ideal para el trabajo que tienes. Y recuerda que el perfume nunca es sustituto del jabón o el desodorante.
Ir demasiado casual a un evento o reunión importante
Incluso si tu oficina es informal, es importante que trates cada cosa con el respeto que se merece, esto significa que, cuando tienes una reunión importante, una junta con tu jefe o una presentación, entonces necesitas poner un poco más de esfuerzo en tu look y hacer lo posible por verte profesional, vestir bien y estar arreglado (cosa que también se puede lograr con un par de jeans).
No seguir el código de vestimenta
Los códigos de vestimenta están ahí para que tengas una guía sobre cómo vestir correctamente, lo que está permitido y lo que no. No seguir el código o entender cómo romperlo de forma exitosa puede causarte algunos problemas en el trabajo, además de que te hace quedar como una persona inmadura y que no le da a las cosas la importancia que se merecen. Si no sigues esa guía, puedes ser la única persona que se vea fuera de lugar.
Ropa sucia o con arrugas
Esto no se debe hacer en ninguna circunstancia, pero es especialmente importante que lo evites en la oficina, donde ir con la ropa sucia, rota o agrietada puede hacerte quedar mal, como alguien irresponsable o una persona en la que no se puede depender para hacer las cosas bien. La ropa no tiene que ser nueva, pero es sumamente importante que la mantengas limpia y en buen estado.
Zapatos descuidados
Así como una camisa sucia puede dar una mala imagen, lo mismo pasa con los zapatos. Los tenis o zapatos sucios, raspados o dañados pueden arruinar un look que de otra forma sería bueno, además de que apuntan a que no pones atención a los detalles y de que no eres cuidadoso con tus cosas, y no vas a serlo con las de los demás o con tu trabajo.
Mostrar demasiada piel
La oficina no es la playa, no es un lugar para tener citas o una fiesta, así que no es el lugar para querer verte sexy y mostrar un exceso de piel. Esto puede hacer que tu look se vea vulgar.
Hay que tener un balance, entendiendo que, aunque se puede mostrar un poco de piel, no es buena idea dejar demasiados botones abiertos, usar shorts o incluso zapatos abiertos (a menos que trabajes en un club de playa o algo por el estilo).
Llenar los bolsillos de tu traje con cosas
Claro que los bolsillos están para ser usados y para guardar cosas, pero, de preferencia, no debes abusar de ellos. Llenar los bolsillos con cosas puede hacer que tu traje se vea abultado, sin forma y extraño, así que hay que limitar la cantidad de cosas que guardas ahí y aportar por una backpack, un maletín o un bolso para guardar el resto de tus cosas.
Colores demasiado llamativos
Se vale usar color en la oficina, se vale usar accesorios con mucha personalidad y detalles que ayuden a despertar tu look, pero con moderación. No es lo ideal que te vistas de colores neón para la junta anual de la compañía o que uses camisas o corbatas que parecen un resaltador de textos. Hay que pensar en los tonos básicos y clásicos como base del look, y en los elementos llamativos solo como acentos para complementar.
Accesorios que no tienen sentido
Claro que puedes llevar tu corbata de Star Wars a la oficina o tus mancuernillas de dinosaurio para darle un toque personal a tu look, pero debes asegurarte de que cada cosa que le sumes a tu look tenga sentido, funcione bien y te ayude a construir la imagen que quieres. No se trata de agregar cosas por agregarlas, sino de saber qué quieres decir y cómo te quieres mostrar,
Una mala higiene personal
Ni el mejor look te va a ayudar a dar una buena impresión si no mantienes una buena higiene, que incluye bañarte antes de ir al trabajo para oler a limpio, usar ropa que no huela a que ya la usaste demasiado, cuidar tu pelo y barba, tener un buen desodorante a la mano y lavarte los dientes para que los demás no tengan que oler tu desayuno.
Fuente: gq.com